La consellera de Salut, Carmen Castro, sola ante el peligro

La consellera de Salut, Carmen Castro, como Gary Cooper, está sola ante el peligro y lo está porque en estos momentos el Ib-Salut, el Enterprise de la sanidad balear está atravesando sus horas más bajas, tras las “decapitaciones” llevadas a cabo por su director general, Juan José Bestard, que ha convertido este buque insignia en una nave sin rumbo.

Y es que, tal y como aseguran desde la sede de Reina Esclaramunda, la política de Bestard de quitar de en medio a todo el funcionariado que ocupaba puestos claves en la gestión para rodearse de “abrazafarolas” que no se atreven ni a toserle, y detentar así todo el poder de la institución, ha provocado tal malestar que el Enterprise va a la deriva.

Afirman que la gran mayoría de los funcionarios del Ib-Salut le han hecho el vacío más absoluto a Bestard, hasta el punto de que, en estos momentos, no puede contar absolutamente con nadie, excepto con sus fieles, lo que dificulta enormemente la gestión y provoca episodios como los vividos recientemente, en los que se toman decisiones sin consultar a nadie, que luego se revocan.

Mientras tanto, la consellera, un cargo más institucional que de gestión, se ve obligada a llevar ella sola la Conselleria y el Ib-Salut, algo imposible de hacer y más si todos los días va y viene a Ibiza y, además, no cuenta con los colaboradores adecuados para ello.

Dicen que hasta la llegada de Bestard, todos los responsables habían contado con muy buenos gestores, que seguían en sus puestos, gobernase quien gobernase, ya que conocían a fondo el funcionamiento y los pormenores de la institución, por lo que con su destitución se ha entrado en una deriva difícil de parar, o eso al menos es lo que aseguran buena parte de los trabajadores del Ib-Salut.