El regreso del Real Mallorca a Primera División seis años después del traumático descenso a la categoría de plata, la sólida temporada de Rafa Nadal que le ha permitido situarse de nuevo al frente de la clasificación de la ATP, y la retirada de Jorge Lorenzo después de dos décadas ininterrumpidas en la élite del motociclismo, han sido los acontecimientos que, en buena medida, han marcado la actualidad deportiva de 2019 relacionada con los deportistas y equipos de la isla.
Nadie daba un duro por los sueños de ascenso del Real Mallorca después de que el equipo de Vicente Moreno sucumbiera por 2-0 en Riazor ante el Deportivo, en el choque de ida de la eliminatoria final del play off. Los tantos de Fede Cartabia y Quique habían disparado las opciones del conjunto que entonces preparaba el técnico mallorquín Pep Lluís Martí, actual entrenador del Girona.
Sin embargo, ya lo avisó Abdón Prats, con gestos ostensibles dirigidos al público de Riazor, nada más concluir el aciago partido de ese 20 de junio: “Si vosotros habéis metido dos goles, nosotros marcaremos tres en la vuelta”.
El vaticinio del jugador artanenc acabó resultando profético. Apenas tres días después, el Deportivo visitaba Son Moix con los deberes aparentemente hechos, y se marchó de Palma con la autoestima hecha añicos. Las dianas de Ante Budimir, Dani Rodríguez y, como no podría ser de otra manera para que la profecía se cumpliera en toda su magnitud, de Abdón Prats, certificaron un ascenso en el que pocos confiaban cuando se inició la competición en Segunda División.
No en vano, el Mallorca acababa de regresar a la categoría de plata tras una temporada en las catacumbas de Segunda B, y el objetivo del club no era otro, en palabras de su consejero delegado, Maheta Molango, que finalizar en una posición digna y lejos de las posiciones de peligro.

Sin embargo, tanto Vicente Moreno como sus jugadores demostraron más fe en sus posibilidades que los dirigentes mallorquinistas, y, aunque con algún que otro tropiezo inoportuno que parecía dar al traste con sus aspiraciones, fueron consolidándose en la zona noble de la tabla clasificatoria hasta colarse, casi de rondón, en las posiciones que otorgaban el derecho a disputar el play off.
Aún así, el Mallorca no era ni mucho menos el favorito en las quinielas. Tanto el Málaga como el Deportivo parecían partir con más opciones a tenor de su ambicioso presupuesto, claramente superior al de los rojillos. Inasequible al desaliento, la plantilla se conjuró para superar la primera eliminatoria, que le emparejó al Albacete, único equipo de la categoría que había logrado vencer al cuadro balear en los dos compromisos de la Liga regular, tanto en el Carlos Belmonte como en Son Moix.
No obstante, el play off fue otra historia. El Mallorca superó con claridad a los manchegos en el choque de ida gracias a los tantos de Leo Suárez y Dani Rodríguez. En el encuentro de vuelta, el Albacete apeló al espíritu del ‘Belmonte’, donde habían cedido muy pocos puntos en el transcurso de la temporada. Un gol de Bela al cuarto de hora de partido hizo zozobrar por unos instantes a la escuadra insular, que, pese a este contratiempo, supo mantener durante el resto del partido un marcador que hacía posible su clasificación.
BILLETE A PRIMERA DIVISIÓN
Solo el Deportivo se interponía ya en la vuelta del Mallorca a Primera División. Los gallegos eran favoritos y, tras su victoria en la ida, nadie dudaba de que a la siguiente temporada les tocaría visitar el Camp Nou y el Santiago Bernabéu. Por supuesto, no contaban con la épica de un equipo formado en su mayor parte por futbolistas que habían defendido la camiseta bermellona en Segunda B y que se negaba a rendirse ante ninguna adversidad, ni siquiera frente a un discutible arbitraje en Riazor que concedió el segundo tanto deportivista en circunstancias más que extrañas.
Con el billete a Primera ya en la cartera, Javier Recio, máximo responsable de la dirección deportiva del club, tuvo que afrontar un problema con el que ni él ni tampoco su jefe directo, Maheta Molango, contaban. En un intento de avanzar la configuración de la plantilla, y anticiparse a las pujas de los competidores, el tándem había firmado ya a jugadores para la siguiente temporada desde el convencimiento de que el equipo continuaría en Segunda, en una prueba manifiesta de que solo Vicente Moreno, su equipo técnico y los futbolistas creían de verdad en el potencial de la plantilla.
Esta precipitación a la hora de cerrar las nuevas incorporaciones ha lastrado en buena medida las opciones del Mallorca en la máxima categoría. Moreno, cuya renovación por tres años una vez culminado el ascenso fue ampliamente celebrada por la afición, se está viendo obligado a encarar el reto de la vuelta a Primera con el límite salarial más bajo de la categoría y un vestuario en el que siguen predominando los futbolistas procedentes del año en Segunda B y a los que se han unido fichajes pensados inicialmente para militar en la categoría de plata.
Aún así, el Mallorca está demostrando la misma actitud combativa que le ha caracterizado desde que Moreno aterrizó en Son Moix, y se resiste a caer de lleno en las posiciones de descenso. No solo eso, sino que incluso ha sido capaz de proporcionar algunos momentos de caviar futbolístico a su afición, especialmente el día de la victoria ante el Real Madrid de Zidane, en Palma.
El autor del tanto, Lago Junior, que hace algunos meses prolongó su vinculación contractual con el Mallorca, constituye, junto al incombustible Salva Sevilla, el guardameta Manolo Reina (a quien el final de año le ha deparado la buena noticia de su absolución en el multitudinario juicio sobre un presunto amaño de partidos), el goleador Ante Budimir, el central Antonio Raíllo, y el todo terreno Dani Rodríguez, la columna vertebral del equipo.

A ellos hay que sumar al joven Take Kubo, toda una promesa del fútbol cuya cesión por una temporada ha sido, indiscutiblemente, uno de los escasos aciertos de la política de fichajes de la pareja Molango-Recio en este retorno a la élite, y el colombiano ‘Cucho’ Hernández. Como bien se encargó de anticipar Vicente Moreno, el cafetero, que ha regresado a la competición una vez superada la lesión que sufrió el pasado mes de agosto, tiene todas las cartas para erigirse en la mejor incorporación del Mallorca para la segunda vuelta del campeonato.
LOS SUEÑOS ROTOS DEL ATLÉTICO BALEARES
El Real Mallorca no fue el único club del archipiélago que disputó un play off de ascenso en el verano de 2019. También el Atlético Baleares tuvo en su mano la posibilidad de hacer historia y colarse en una Segunda División A de la que permanece ausente desde hace más de medio siglo.
Al final, no pudo ser. El conjunto entrenado por Manix Mandiola había realizado una segunda vuelta excepcional en el campeonato regular. Cobrando impulso desde posiciones más bajas, los blanquiazules fueron sumando puntos y victorias hasta encaramarse en la primera posición y certificar con holgura un campeonato más que merecido, en el que brillaron con luz propia jugadores como Nuha, Canario, Shashoua, Vallori, Kike y Villapalos, bajo la sabia batuta de Manix.
El campeonato confería al Atlético Baleares la opción de disputar una única eliminatoria y, en caso de superarla, blindar definitivamente el ascenso. El rival que le tocó en suerte fue un histórico del fútbol español, el Rácing de Santander. Los mallorquines dieron la cara en el partido de ida y obtuvieron un esperanzador empate sin goles en un encuentro bronco y exento de calidad futbolístca que, sin embargo, abría de par en par a los blanquiazules la posibilidad de festejar la subida a los altares en Son Malferit.
En la vuelta, y durante casi media hora, el Atlético Baleares fue equipo de Segunda División A, a raíz del tanto materializado por Francesc Fullana desde el punto de penalti en el minuto 41. Sin embargo, en el 68, ya en la reanudación, Buñuel niveló el marcador para los cántabros y llevó la decepción a la hasta entonces enfervorizada grada.
Aún así, a los palmesanos les quedaba otro cartucho en la recámara: el ascenso por la vía lenta, esto es, afrontando otras dos eliminatorias que, en este caso, les emparejaron al Melilla y a un antiguo enemigo de ingrato recuerdo, el Mirandés.
La carta melillense salió de cara, pero, como sucediera seis temporadas antes, el conjunto burgalés volvió a dejar sin premio al Atlético Baleares tras un choque de vuelta frenético en el que los blanquiazules estuvieron a punto de remontar el 2-0 de la ida.
El partido se puso muy favorable para el Mirandés, que pareció, prácticamente, asegurar el ascenso con el gol de Matheus poco después del cuarto de hora de partido. Sin embargo, los de Manix reaccionaron, y llegaron a perforar hasta en tres ocasiones la portería defendida por Limones.
Nuha en dos ocasiones (minutos 56 y 62) y Marcos Jiménez de la Espada (minuto 79) establecieron el 3-1 en el electrónico, pero el doble valor del tanto fuera de casa favorecía al Mirandés. Ya sobrepasado el tiempo reglamentario, el central mallorquín Vallori tuvo el gol decisivo en sus botas, pero su remate se fue alto por escasos centímetros.

El sueño blanquiazul se había esfumado, una vez más, y, para acentuar de su particular destino, de nuevo ante el mismo enemigo. Al club presidido por Ingo Volckmann le quedaba por delante la ardua tarea de reconstruir una plantilla que volviera a contar con aspiraciones serias para intentar el ascenso la siguiente temporada.
La dirección deportiva encabezada por Patrick Messow tuvo que emplearse a fondo durante los calurosos meses de verano. Aunque se aseguró la continuidad de Manix en el banquillo, la plantilla perdió a parte de sus efectivos más determinantes, como Nuha, Fullana, Kike y Samuel. Sin embargo, Volckmann volvió a hacer uso del talonario para configurar un vestuario tanto o incluso más potente que el anterior, e incorporó a futbolistas de la talla de Iturraspe, Aurtenetxe (ambos con experiencia en Primera División), David Haro, Jorge Ortiz, Luca Ferrone, Pedro Orfila, el 'killer' Toni Gabarre, el incombustible delantero asturiano David Cervero y el guardameta artanenc Xavi Ginard, que de esta manera ha visto satisfecho su deseo de regresar al que ya fuera su equipo en los inicios de su carrera.
El objetivo continúa siendo el ascenso a Segunda A, por supuesto, y, de momento, las previsiones se están cumpliendo con creces. El Atlético Baleares ha protagonizado un fenomenal inicio de temporada que le ha otorgado la hegemonía de la categoría, compartida con el filial del Atlético de Madrid. Los mallorquines han dejado atrás el exigente Grupo III compuesto, mayoritariamente, por rivales catalanes y valencianos, y han ingresado en el Grupo I, donde predominan los equipos madrileños, gallegos y asturianos, sin olvidar a conjuntos como el Melilla y el filial de Las Palmas.
Y todo ello en el contexto de un acontecimiento largamente esperado por la afición blanquiazul: el regreso al emblemático Estadio Balear, tras seis años de destierro (primero en Magaluf y, posteriormente, en Son Malferit) a causa de la aluminosis detectada en las instalaciones de la Vía de Cintura. Si bien la reforma aún no se ha completado íntegramente, y los operarios siguen trabajando en el acondicionamiento del estadio, la realidad es que el Atlético Baleares ya puede disputar sus encuentros en la que es su casa desde que hace sesenta años abandonó Son Canals.
EL AÑO MÁGICO DE RAFA NADAL
Cinco títulos, dos en tierra batida y otros tres en pista dura, es el balance del año para Rafa Nadal, quien en 2019 ha dejado atrás los problemas físicos que le habían mermado en la temporada anterior y ha vuelto a reivindicarse no solo como uno de los mejores jugadores de tenis de todos los tiempos, sino como uno de los deportistas más grandes de la historia.
En el transcurso de un año que le ha deparado también la satisfacción de culminar la unión conyugal con su novia de juventud, Xisca Perelló, el tenista nacido en Manacor ha pulverizado varios récords que él mismo ya se había encargado de establecer en 2017. Así, por ejemplo, con 33 años cumplidos el pasado mayo (coincidiendo, como siempre, con la disputa de su torneo predilecto, el Roland Garros, en París), Nadal se ha convertido en el jugador con más edad que logra terminar la temporada al frente de la clasificación de la ATP.

Y es que, en efecto, tras el largo período de hegemonía del serbio Novak Djokovic, el mallorquín ha recuperado el cetro mundial en 2019 y no parece dispuesto a soltarlo en mucho tiempo. Este ha sido el colofón de un ejercicio mágico, uno de los mejores en la carrera de Nadal, en el que el rey de la tierra batida ha acumulado dos Grand Slams (Roland Garros y US Open), dos Másters 1000 (Roma y Canadá), y, hace escasas semanas, una Copa Davis para mayor gloria de la selección española, que encontró en Nadal al baluarte invencible para superar a sus rivales.
El balance anual no deja lugar a dudas: 58 victorias y apenas 7 derrotas. En otras palabras, Nadal se impuso en el 89,2 por ciento de los partidos que disputó a lo largo del año. Ningún otro tenista de la élite mundial, ni siquiera los ‘top 5’ Federer, Djokovic, Medvedev y Thiem, puede competir con estos números estratosféricos.
No acaban ahí las buenas sensaciones que ha deparado la trayectoria del deportista balear esta temporada. Nadal ya no es aquel tenista que imponía su ley, básicamente, en tierra batida. Así lo pone de manifiesto su bagaje de 91,4 por ciento de triunfos en pista dura, que se sitúa incluso por encima de su rendimiento en su superficie predilecta.
En hierba, sus registros fueron también notables, un 83,3 por ciento de partidos ganados, si bien en este escenario el soberano por excelencia continúa siendo Djokovic, que ha terminado 2019 con un pleno del cien por cien de victorias en este tipo de recintos.
La temporada se inició para Rafa Nadal en el Open de Australia, donde el manacorí llegaba lastrado por las lesiones y tras haberse mantenido alejado de las pistas durante el último tramo de 2018. Sin embargo, Nadal sacó fuerzas de flaqueza y logró acceder a la final sin ceder ni un solo set. Por desgracia, ahí le esperaba el inapelable Djokovic, que se anotó el triunfo con claridad.
La siguiente parada llevó a Nadal a Acapulco, donde el mallorquín vio frenado su buen inicio de año cayendo en octavos de final ante el irascible jugador australiano Nick Kyrgios, que no solo acostumbra a confundir el tenis con el espectáculo circense, sino que ha convertido a Nadal en una de sus víctimas predilectas a la hora de lanzar sus histriónicas diatribas.
En Indian Wells, el campeón balear recuperó el tono y se plantó en semifinales, donde debía verse las caras con Roger Federer. Una inoportuna lesión se lo impidió y sirvió el partido en bandeja al suizo. Tras casi un mes fuera de las pistas, Nadal empezó su gira de tierra batida en Montecarlo, sucumbiendo en semifinales frente a Fognini.
Apenas una semana más tarde, vivió una segunda decepción, si cabe aún más amarga: su derrota en uno de los torneos más presentes en su palmarés, el Conde de Godó. El público barcelonés vio a un Nadal aún lejos de su mejor forma que no pudo ir más allá de las semifinales. La siguiente cita situó al mallorquín en Madrid, y de nuevo cayó en semifinales, encajando la primera derrota de su historia en sus enfrentamientos contra Stefanos Tsitsipas.
Ahora bien, si algo caracteriza a Rafa Nadal es su incapacidad para tirar la toalla. En la media temporada que le esperaba, el jugador insular desplegó sus mejores artes, empezando con una notable actuación en Wimbledon hasta que Federer le apeó en la penúltima ronda. Sin embargo, no fue el tenista helvético quien alzó la copa de campeón en Londres, sino el entonces número 1 de la ATP, Novak Djokovic. Precisamente, tras su brillante papel en la capital británica, el serbio empezó a notar molestias físicas en el hombro que le impidieron rendir a su mejor nivel en los siguientes torneos. El bajón de Djokovic resultó vital para que Nadal, poco a poco, fuera acortando distancias en la clasificación mundial.
De hecho, cuanto peores era los resultados para Djokovic, mejores registros lograba Nadal. En pleno verano, el mallorquín se proclamó campeón en Roma y, por supuesto, se impuso en su competición fetiche, Roland Garros, cuyo título alzaba por duodécima ocasión.

Con la batalla por el número 1 en su punto más álgido, Rafa Nadal disputó el torneo de Paris Bercy, renunciando a Shangai. La fortuna le sonrió, porque su gran rival, Djokovic, perdió un considerable botín de puntos al ceder frente a Tsitsipas en los cuartos de final de este Masters. El liderato estaba, al fin, al alcance de Nadal, que pudo rebasar al serbio gracias a su buen rendimiento en París. Pese a que Djokovic acabó ganando el torneo, el balear logró llegar a semifinales y sumar los puntos suficientes para encaramarse a la primera posición del ránking, que cerró con sus dos triunfos consecutivos en la ATP Finals.
De nuevo en Londres, Nadal recurrió a la épica para derrotar sucesivamente a Medveded y Tsitsipas. Ante el primero llegó a remontar un 5-1 adverso en el último set en una nueva demostración de técnica y combatividad solo al alcance de los mejores deportistas del mundo.
Aún le quedaba a Nadal una última satisfacción antes de cerrar la temporada: su brillante actuación en la Copa Davis disputada en Madrid. Sus triunfos auparon a una selección que ante rivales como Inglaterra y Argentina estuvo cerca de la eliminación. Sin embargo, España tenía a su favor el ‘factor Nadal’ y cada vez que el marcador se ponía en contra el tenista mallorquín saltaba a la pista para deshacer el entuerto.
LORENZO SE BAJA DE LA MOTO TRAS 20 AÑOS EN LA ÉLITE
“Hay cuatro días que, por encima del resto, son importantes en la vida de un piloto: cuando debutas, cuando ganas tu primera carrera, cuando ganas tu primer Mundial, no todos pueden, y cuando anuncias tu retirada. Ese día ha llegado para mí. Estoy aquí para haceros saber que ésta será mi última carrera en MotoGP y que me retiro como piloto profesional".
Con estas palabras anunció el piloto mallorquín Jorge Lorenzo, el pasado 14 de noviembre, su decisión de poner punto y final a su carrera en la élite del motociclismo después de veinte años en la máxima competición.
Y, como no podría ser de otra manera, eligió Valencia, y en concreto la sala de prensa de Cheste, para comunicar su adiós. De hecho, fue precisamente en tierras valencianas, en el circuito bautizado con el nombre de Ricardo Tormo, donde Lorenzo obtuvo su primer título, en 2006. Este es, según reconoció el piloto balear el día en que daba a conocer su despedida, uno de los momentos de los que mejor recuerdo guarda en su densa y prolífica trayectoria, que le ha llevado a enfundarse la camiseta de tres equipos diferentes: Yamaha, Ducati y, finalmente, Honda.
Otros dos éxitos inolvidables para Lorenzo son su primera victoria como piloto profesional, que tuvo lugar en el Gran Premio de Brasil disputado en 2003, y el primer campeonato en la categoría de Moto GP que obtuvo en Malasia, en 2010.
En el transcurso de sus dos décadas recorriendo la práctica totalidad de circuitos motociclísticos de todo el mundo, el deportista mallorquín ha aportado a su palmarés 3 títulos en GP (2010, 2012 y 2015), 47 victorias en carreras, 114 pódiums y 43 poles, a lo que cabe añadir sus dos campeonatos en la categoría de 250 cc, en 2006 y 2007.

Cuando accedió a MotoGP, la rivalidad entre el italiano Valentino Rossi, que sigue competiendo a sus 40 años, y el catalán Dani Pedrosa obligó a Lorenzo a hacerse un lugar entre los grandes a base de tesón y combatividad. Más adelante, con el mallorquín consolidado en la élite, empezó a cobrar fuerza la figura de Marc Márquez, con quien Lorenzo ha peleado bravamente durante varias temporadas hasta que sus problemas físicos le han obligado a echar el cierre, seguramente mucho antes de lo que se presumía, a su carrera.
La retirada de Lorenzo está íntimamente relacionada con el bajo nivel de rendimiento y resultados que estaba obteniendo en esta temporada. El punto de inflexión fue el Gran Premio de Malasia, disputado el 3 de noviembre, apenas unos días antes de que anunciara su despedida. En esa prueba, finalizó en la posición número 14. Fue entonces, como refirió el propio deportista, cuando decidió que era la hora de dejar el motociclismo tras veinte años ininterrumpidos en los circuitos.
O, mejor dicho, no 20 años, en realidad, sino muchos más, porque Jorge Lorenzo lleva subido a una moto desde su más tierna infancia, cuando con apenas 3 años empezó a dar sus primeras vueltas al circuito ante la atenta mirada de los atónitos adultos que no daban crédito al atrevimiento de un crío que apenas había comenzado a caminar.
La primera marca que acogió a Lorenzo fue Yamaha. Ahí permaneció, en total, nueve años, los mejores de su carrera, según reconoce el piloto. De ahí, a Ducati, que propició, y de nuevo le citamos textualmente, "un gran impulso" a su trayectoria, a pesar de que los resultados se resistieran a llegar. Sin embargo, como siempre fue costumbre en él, Lorenzo no se rindió y con el tiempo consiguió una de las victorias más recordadas de su palmarés, en el circuito italiano de Mugello.
Finalmente, llegó la época de Honda, el “sueño de todo piloto”, según el propio Lorenzo. Sin embargo, sus precarias condiciones físicas le han impedido competir en igualdad de condiciones con sus rivales. Una caída en Montmeló y, apenas dos semanas después, otro accidente en Assen, en junio de 2018, con la rotura de dos vértebras incluida, ha precipitado su adiós. Sin embargo, Jorge Lorenzo forma ya, por derecho propio, de la historia más excelsa del deporte del motociclismo.
Para recoger su legado, dos nombres mallorquines han brillado con luz propia en este 2019: Augusto Fernández y Joan Mir. El primero, nacido en Madrid pero formado en el Centre de Tecnificació de Motociclisme de les Illes Balears, ha hecho oficial, a finales de este año, su fichaje por el Estrella Galicia, ocupando la plaza que ha dejado vacante Àlex Márquez. Este cambio de rumbo en su carrera le convierte en uno de los grandes favoritos en el campeonato de Moto2. También en 2019, Fernández ha firmado, concretamente en el circuito de Jerez, el primer pódium en su trayectoria deportiva.
En cuanto a Joan Mir, a sus 22 años es una de las más firmes promesas del motociclismo balear y español. En octubre de 2017, se convirtió, por primera vez, en campeón del mundo de Moto3 tras imponerse en el Gran Premio de Australia. Al ejercicio siguiente, conduciendo la Kalex de Estrella Galicia, compartió equipo con Àlex Márquez y logró su primer pódium en la categoría coincidiendo con el Gran Premio de Francia. Este año, 2019, Mir ha dado el paso de incorporarse a la élite de la MotoGP, contratado por Suzuki. En su primera carrera, disputada en Catar, se situó en octava posición, por delante de pilotos tan experimentados como los hermanos Aleix i Pol Espargaró.
LA IRREDUCTIBLE AMBICIÓN DEL PALMA FUTSAL
El año 2019 habrá terminado de la peor manera posible para el Palma Futsal. El equipo de fútbol sala presidido por Miquel Jaume vivió, hace apenas unas semanas, la amarga decepción de verse apeado de la Copa del Rey tras caer en la cancha del Real Betis en la tanda de penaltis (3-2).

El tiempo reglamentario y la prórroga habían finalizado con empate a dos goles, pero los andaluces se mostraron más acertados en la lotería de las faltas máximas. Esta ha sido la segunda vez en que el conjunto mallorquín queda desterrado de esta competición en el partido de su estreno, sin tener la oportunidad de acceder a las rondas posteriores. La anterior ocasión fue en 2012, frente al Ategua.
La desilusión por el fiasco de la Copa no empaña, al menos no del todo, la temporada más que notable que estaba realizando el equipo dirigido por Antonio Vadillo en esta campaña 2018-2019. La dirección deportiva del club realizó pocas incorporaciones durante el verano, pero todas ellas de un indiscutible peso cualitativo: nada menos que tres figuras ilustres en la élite del fútbol sala español y europeo.
La primera incorporación fue la de Rafa López, un ala de 29 años, internacional por España y procedente del Jaén Paraíso Interior. Formado en las filas del Barça Lassa, acumula ya más de una década jugando en Primera División.
Le siguió en el capítulo de refuerzos Raúl Campos, que ha regresado a la competición española tras su periplo en el Benfica portugués. En su trayectoria figuran equipos de la talla de El Pozo Murcia, con el que se adjudicó la final de la Copa del Rey de 2016, precisamente ante el Palma Futsal. También cuenta en sus vitrinas con dos Supercopas de España y, defendiendo el escudo de la selección, se hizo con el título de la Eurocopa, igualmente en 2016, un año mágico para este jugador.
Finalmente, el equipo insular acrecentó todavía más su potencial con la llegada de Ximbinha, uno de los máximos artilleros en la historia de la Liga Nacional de Fútbol Sala. En el último encuentro del año, en Son Moix, el brasileño anotó nada menos que cinco tantos ante el Industrias Santa Coloma, un póker goleador solo al alcance de los mejores.
Con estos mimbres, sumados al bloque que permanecía de la temporada anterior, el Palma Futsal encaró un ejercicio decisivo con la mirada puesta en las alturas. Porque si alguna característica adorna a esta entidad nacida en Manacor y trasladada, posteriormente, a Palma, ubicándose primero en el Palma Arena y después en el Palau Municipal de Son Moix, es su ambición. Temporada tras temporada, el Palma Futsal parte de la línea de salida con la idea de emular a los más grandes de la categoría (El Pozo, Movistar Inter, Barça) y aunque todavía no ha podido redondear con un título sus destacadas actuaciones, la impresión general es que esta aspiración no tardará demasiado tiempo en concretarse.
De momento, y pese al dubitativo inicio de la campaña, los jugadores de Vadillo se han situado, un año más, en las posiciones de privilegio de la clasificación en la Primera División de fútbol sala, y cuentan con todas las opciones para materializar su clasificación en el playoff y luchar por el campeonato.
El objetivo no es otro que superar los números de la temporada anterior, cuando el equipo palmesano quedó en sexta posición en la Liga regular y cayó en los cuartos de final del playoff. En la Copa de España, alcanzó las semifinales, y en la Copa del Rey llegó hasta los octavos de final. En este último caso, lógicamente, ya será imposible mejorar el resultado de la campaña precedente.

En el palmarés más remarcable del Palma Futsal figuran, hasta ahora, el ya referido subcampeonato de la Copa del Rey de 2016, y su primera posición en la División de Plata de las temporadas 2007-2008 y 2009-2010.
Mención aparte merece el éxito social del club. La entidad consiguió alcanzar el pasado año la cifra emblemática de los tres mil abonados, convirtiéndose en el conjunto con la masa social más potente de la Liga Nacional de Fútbol Sala. También la asistencia de espectadores en Son Moix presenta el promedio más elevado de entre todos los clubs españoles. En esta nueva campaña, cien nuevos abonados han decidido pensar ‘en verde’ y sumarse a la gran familia del Palma Futsal.
MARIO MOLA, EL REY DEL TRIATLÓN
El triatlón moderno está vinculado, inexorablemente, al nombre del atleta mallorquín Mario Mola. A sus 29 años, este deportista inconmensurable atesora tres campeonatos mundiales en su especialidad, obtenidos, de forma consecutiva, los años 2016, 2017 y 2018. En su vitrina figuran también las siete medallas que ganó en el Campeonato Mundial de Triatlón entre los años 2013 y 2019, sin dejar de lado sus 16 victorias en etapas en las series mundiales. Ha participado, además, en dos Juegos Olímpicos de Verano: en Río de Janeiro, en 2016, clasificándose en octavo lugar, y en Londres, en 2012, ocupando la posición número 19.
Precisamente, hace escasas semanas, Mario Mola fue distinguido como uno de los deportistas del país más destacados de 2019 por parte del Comité Olímpico Español, con ocasión de la gala anual de este organismo. Pocos reconocimientos habrán resultado más merecidos que éste en un año que, en el caso de Mola, le ha brindado no pocas satisfacciones.
Entre ellas, cabe remarcar su triunfo, el pasado mes de octubre, en el I ProTour de triatlón disputado en Pontevedra, relegando a las dos siguientes posiciones a los gallegos Antonio Serrat y Javier Gómez Noya, éste último quíntuple campeón mundial de la especialidad. Una semana después, Mola coronó su excelente tramo final de 2019 con su victoria en el campeonato internacional de Triatlón celebrado en Pekín. El atleta balear obtuvo un crono de 1:56:01 y quedó por delante de Eric Laegerstrom y Sam Ward.

Sin embargo, la gran cita del año para Mario Mola tuvo lugar en agosto, cuando el mallorquín viajó hasta Lausana, en Suiza, con la intención de sumar un cuarto campeonato del mundo de triatlón a los tres que ya había logrado, uno detrás de otro, en las temporadas anteriores. Estuvo muy cerca de conseguirlo, pero finalmente el noruego Laegerstrom le superó y Mola tuvo que conformarse con un meritorio subcampeonato.
ENRIC MAS, EL GLADIADOR DE LA BICICLETA
El Movistar Team ha fijado su atención en los ciclistas de Baleares para apuntalar su escuadra con vistas a las competiciones que deberá afrontar en el transcurso de 2020. El artanenc Enric Mas y el menorquín Albert Torres se han unido al corredor de ses Salines Lluís Mas, que encara su segunda temporada con la camiseta azul del Movistar.
De todas estas incorporaciones, sin duda la que ha despertado un mayor eco mediático ha sido la de Enric Mas. Nacido en Artà hace 24 años, el mallorquín ha firmado por las tres próximas temporadas y se ha puesto a las órdenes de Eusebio Unzué para confirmar sus expectativas como gran promesa del ciclismo español.
En el palmarés de Mas figura una segunda posición en la Vuelta a España de 2018, donde se adjudicó la exigente etapa disputada en La Gallina. En 2019, ha participado, por primera vez, en el Tour de Francia, completando un papel más que aceptable que incluso le situó muy cerca del liderato de la clasificación durante el primer tramo de la competición.
Cuando se quedó sin opciones de triunfo en la ronda de francesa, enfundado en el maillot de su anterior equipo, el Deceuninck-Quick Step, el balear se erigió en uno de los escuderos más valiosos de su compañero de equipo, Julian Alaphilippe, si bien el galo vio cómo le arrebataban el cetro en la penúltima etapa de la prueba.

En Movistar Team, Mas asumirá galones de mando, responsabilidad que compartirá con el veterano Alejandro Valverde. A sus órdenes tendrá a los también isleños Lluís Mas y Albert Torres. El primero firmó por Movistar Team durante el año que ahora acaba, y Unzué ha querido seguir contando con el mallorquín por la tenaz tarea que desarrolla en las carreras en beneficio del conjunto del equipo.
EL PLAY OFF QUE DEJÓ SIN ACB AL BALONCESTO MALLORQUÍN
El destino fue particularmente cruel para el B the travel brand Mallorca (entonces Iberojet Palma) el aciago 2 de junio de 2019. A 15 segundos para el final del encuentro decisivo del play off de ascenso a la Liga ACB, la máxima categoría del baloncesto español, un triple del base Erik Quintela se salió de la canasta y pulverizó todas las opciones del conjunto entrenado por Félix Alonso. El rival, el RETabet Bilbao Basket, se llevó el gato al agua y derrotó a los isleños por 62-55, un marcador atípicamente exiguo que ofrece una idea clara de la tenaz apuesta defensiva que pusieron en liza ambas escuadras.
El equipo mallorquín había accedido al play off después de finalizar la Liga regular en tercera posición, su mejor puesto en su trayectoria como conjunto de la LEB Oro. No obstante, ésta no era la primera vez que disputaba un ‘round’ final con aspiraciones de ascenso a la ACB. También lo hizo en las temporadas 2014-2015 y 2016-2017, pero en ambos casos no logró ir más allá de los cuartos de final.
En 2019, sin embargo, el equipo de Alonso fue a por todas, completando una play off de excelencia que certificó con su victoria en la semifinal ante el Río Ourense Termal por 77-61. Con el billete para la gran final en la mano, el Iberojet plantó cara al potente Bilbao Basket, y quién sabe cuál hubiera sido el desenlace del enfrentamiento si el triple de Quintela, con el choque ya agonizando, hubiera encontrado canasta.
No fue así, y al actual B the travel brand Mallorca no le ha quedado otra opción que reinvetarse y encarar una nueva temporada en la LEB Oro. Eso sí, lo hace como favorito, porque, en su tercera campaña en el banquillo mallorquín, Alonso se ha rodeado de una potente plantilla que aspira, sin lugar a dudas, no solo a disputar de nuevo el play off de ascenso, sino también a forzar, en esta ocasión, un epílogo positivo.
De hecho, la decepción por la derrota ante el Bilbao les duró a los responsables deportivos y técnicos del B the travel brand apenas diez minutos. 24 horas, a lo sumo. Porque, muy pronto, el club empezó a mostrar cuáles serían sus armas en la siguiente temporada. Por una parte, la entidad ató a los jugadores más determinantes del vestuario. El primero en poner firma a su renovación fue el base Quintela, el autor del triple fallido del play off, cuyo rendimiento, más allá de una jugada puntual, había rayado a gran altura.
También el otro base del equipo, Álex Hernández, optó por continuar en la nave balear, y esa también fue la decisión de otro de los buques insignia del B the travel Brand, el escolta Carles Bivià, a quien ni siquiera la sucesión de lesiones le impide rendir al máximo nivel.
En el juego exterior, el alero mallorquín Joan Tomàs cumple su tercera temporada en el club. En cuanto al ala-pívot Boris Barac, que llegó a la isla a finales del mes de febrero, ha continuado ligado al equipo que prepara Félix Alonso, compartiendo posición con una de las nuevas y espectaculares incorporaciones efectuadas por el B the travel brand este pasado verano: el sueco Alexander Lindqvist, cuyo porcentaje de acierto en el lanzamiento de triples constituye un seguro de vida para sus compañeros.

Otros refuerzos destacados han sido los del alero Thomas Bropleh y el pívot Matt Stainbrook, ambos ex jugadores del Real Betis. Los problemas físicos han impedido a Stainbrook aportar su inconmensurable talento en el primer tramo de temporada, pero el club confía en que estará disponible, y a un buen nivel, cuando el B the travel brand afronte las últimas curvas del campeonato, justo antes de la disputa del play off de ascenso. Fran Guerra y el ex del Fuenlabrada, Chema González, son otros dos gladiadores que han unido su suerte de esta temporada a la del conjunto mallorquín.
De momento, el camino que ha de conducir al ascenso a la ACB no se ha iniciado con mal pie. Antes del parón navideño, el B the travel brand merodea las primeras posiciones de la clasificación de la LEB Oro y la combinación entre bloque y nuevas incorporaciones está ofreciendo los resultados esperados.