Caso Es Pinaret: siete trabajadores confirman que la puerta y la ventana estaban obstruídas
Por Redacción
martes 25 de septiembre de 2018, 13:05h
Siete trabajadores del centro de menores de Es Pinaret han confirmado este martes, en el juicio por homicidio imprudente contra la exdirectora y el exjefe de mantenimiento, que la falta de alarma antincendios y la obstrucción de la puerta y la reja de la ventana obstaculizaron el rescate del interno quemado en 2015.
En la segunda jornada de la vista oral, en la que los encausados se enfrentan a sendas peticiones de pena de 2 años de prisión, han declarado dos vigilantes de seguridad, tres educadores, un psicólogo y una coordinadora del centro, todos ellos testigos del incendio del 14 de octubre, en el que murió un menor de 17 años que prendió con unas cerillas el colchón del dormitorio en el que estaba recluido.
Todos los testigos han coincidido en que el fuego en la celda del interno no hizo saltar ninguna alarma antincendios y han asegurado también que, como los acusados, desconocían que el sistema de detección y extracción de humos no funcionaba.
Desde distintos puntos de vista, han relatado que la puerta de acceso a la habitación del menor no pudo abrirse ni con llave ni con las patadas y golpes con extintores, y que la reja de la ventana exterior se abrió después de unos minutos de manipulación porque presentaba resistencia.
Respecto a este cerramiento de la ventana, los dos vigilantes de seguridad han explicado que todas las rejas correderas de los habitáculos, de las que ellos tenían las llaves, se revisaban a diario para garantizar que funcionaban, aunque uno ha matizado que "estaban en mal estado".
El incendio fue detectado primero por una educadora social que al ver salir humo por la ventana de la celda 6 del Hogar Tramuntana gritó "fuego", alertó a sus compañeros y tocó el timbre de aviso a los responsables de seguridad.
El vigilante que introdujo la llave en la puerta se quemó al hacerlo porque, según ha indicado otro testigo, el colchón incendiado estaba apoyado sobre esa puerta, luego volvió a tratar de abrir pero la llave se deformó y tampoco pudo forzar la cerradura a patadas y golpes.
Mientras, otros trabajadores de Es Pinaret abrieron las habitaciones en que estaban recluidos otros internos que, como el que falleció, estaban castigados o, en palabras de los testigos, "tenían consecuencias educativas" por infringir las normas.
Algunos de los declarantes han recordado los gritos desesperados del menor. "Juan, sácame, que me quemo, que me quemo", gritaba a un vigilante.
Finalmente, entre varios educadores y guardias de seguridad le sacaron del cuarto por la ventana y comprobaron que tenía quemaduras muy graves, que poco después le causaron la muerte.
El psicólogo que trataba al menor fallecido ha indicado que, aunque estaba deprimido, su situación no era tan alarmante como para ordenar un acompañamiento continuo con el fin de prevenir el suicidio y otro educador ha manifestado que su estado de ánimo era similar al de otros internos con problemas de conducta social y carencias afectivas.
Los testigos que conocen los procedimientos del centro han indicado que era la gerencia de la Fundación S'Estel, entidad del Govern responsable de la instalación, la que autorizaba las reparaciones y reformas, y la coordinadora ha detallado que la directora acusada "hizo un listado de todos los desperfectos del centro" y lo remitió a la gerencia.