“El Pacto por la educación es uno de los mayores retos que tiene Baleares en la próxima legislatura (…) necesita un consenso entre la mayoría de las fuerzas políticas, obligadas a dar un ejemplo de servicio y generosidad, anteponiendo el bien común a intereses partidistas y mediciones electoralistas”. Es la petición del Instituto Balear de la Familia ante los datos sobre rendimiento académico en Baleares del INE (Instituto Nacional de Estadística), que vuelven a situar a Baleares en el furgón de cola de la educación. En dicho pacto deben figurar partidos políticos, instituciones, padres y colectivos sociales.
La media de la tasa bruta de graduados en ESO es del 69.2 por ciento en el curso 2016-17 y por debajo del resultado del curso 2015-16 con 70 por ciento. Las comunidades autónomas con tasas por encima de la media estatal son: País Vasco, Cataluña y Navarra. En Baleares es una de las más bajas .
La media de la tasa bruta de graduados en Bachillerato es del 40,7 por ciento en el curso 2016-17 y por debajo del resultado del curso 2015-16 con 43 por ciento. Las comunidades autónomas con tasas por encima de la media estatal son: País Vasco, Madrid y Asturias . En Baleares es una de las más bajas solo por encima de Ceuta.
Para IBF “el Pacto debe eliminar, de una vez por todas, la política de las aulas, respetando al máximo el artículo 27 de la Constitución Española: 'Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones'”.
Para ello proponen que “las líneas básicas del pacto deben de partir de la sociedad civil, de las familias, de los padres, atendiendo y escuchando sus necesidades para que la Administración les ayude en la educación de sus hijos. Después, deben ser los profesores quienes hagan saber cuáles son los elementos necesarios para poder cumplir con las demandas de las familias. Para ello, debemos conseguir tener unos profesionales de calidad, bien formados, que sepan aunar esfuerzos con los padres para formar a los alumnos”.
De la misma manera creen que hay que reforzar la figura del profesor: “el profesorado debe ser uno de los colectivos de profesionales más respetado por nuestra sociedad y, por supuesto, deberán estar remunerados de acuerdo a su inmensa responsabilidad. El respeto y el trabajo conjunto entre familias y maestros será el éxito de nuestro sistema educativo”.
En su opinión, resulta imperioso “ayudar a que los jóvenes se formen y sepan sacar partido de sus talentos; a que sepan valorarse y decidir hacia dónde deben dirigirse: unos a la universidad, otros hacia la formación profesional, al mundo laboral o hacia otros derroteros. Pero que libremente elijan, de acuerdo a su personalidad, capacidades, aptitudes, etc., hacia dónde encaminar sus vidas”.