El círculo vicioso de los recortes económicos

No pasan unas semanas sin que el presidente del Govern, José Ramón Bauzá, acompañado de su vicepresidente económico, Josep Ignasi Aguiló, y alguno de sus consellers, aparezca ante los medios de comunicación para decir que hay que seguir recortando.

En este caso, la “invitada” es la consellera de Salut, Carmen Castro, lo que nos augura nuevos tijeretazos a la sanidad, además de otra serie de medidas, entre las que no se descarta la subida de impuestos y no diré más por no dar ideas.

El Govern, sin embargo, no ha anunciado ni una sola medida que nos permita pensar que está haciendo algo por reactivar la economía, por conseguir más inversiones -¿dónde están los inversores de los que hablaba Bauzá al principio de la legislatura?- por impulsar, en definitiva, el crecimiento económico y las condiciones para que se cree empleo.

Lo he dicho otras veces y lo repito: El Govern es una máquina de fabricar parados, entre lo que cierra, lo que recorta y lo que no paga, empresarios y trabajadores se ven abocados al paro, del mismo modo que sus recortes contraen la demanda hasta límites insospechados, lo que repercute en todos los sectores económicos y pequeños y medianos comercios, así como numerosos establecimientos de restauración tienen que echar el cierre.

Hasta ahora los funcionarios, por mucho que les pese a algunos, sostenían la demanda, pero después de ver sus sueldos mermados, han optado por gastar lo imprescindible, al igual que los que todavía tienen trabajo.

Así las cosas, una se pregunta si ahorrar por una parte y gastar cada vez más en prestaciones de desempleo por otra es una buena política o resulta rentable, pero la respuesta se la dejo a quienes insisten una y otra vez en que hay que apretarse todavía más el cinturón, eso, los que todavía lo tengan y no lo hayan empeñado o vendido, porque a este paso conoceremos el Monte de Piedad del que hablaban nuestros antepasados.