Los arquitectos, en ridículo

Los arquitectos -su colegio, de la mano de Luis Corral- metió la pezuña con el edificio de Gesa. La verdad es que no sé si el edificio es o no histórico, si merece o no ser conservado. Tengo momentos en que lo destruiría y tengo momentos en que lo conservaría (cuando estoy sobrio y pienso que no estaría mal conservar un vestigio de época). Pero lo que nunca debió hacer el colegio es posicionarse en un tema que cualquiera veía que estaba manchado de política barata, cutre, bananera.

El interés de nuestros políticos por el edificio de Gesa es instrumental, obviamente. Basta ver el estado en que se encuentra para comprenderlo. Su protección era sólo una cuestión de comisiones, de mafias, de vendettas.

Pero los arquitectos, muchos de cuyos liderzuelos sueñan con codearse con los políticos, con ser la voz 'progre' y avanzada de nuestra sociedad a la vez que nos siguen urbanizando caóticamente hasta la saciedad, se metieron en este lodazal al posicionarse en un bando absolutamente contaminado por la corrupción. Bastaba con que hubieran leído un periódico de Palma que, no por inteligente sino por valiente, se atrevió a narrar lo que ocurría. Hubieran evitado este número. Pero tranquilos, nadie pagará. Ni pedirá disculpas. Se seguirán vendiendo como la conciencia de la sociedad.