La secretaria general de Escola Catòlica de les Illes Balears, Llúcia Salleras (Porreres, 1969), hace en esta entrevista una primera valoración del regreso a las aulas por parte de los escolares isleños. Ese retorno se ha hecho finalmente en el marco del denominado escenario B, que implica que hasta 1º de ESO las clases serán presenciales, con ratios de veinte alumnos por aula, mientras que a partir de 2º de ESO las clases serán ya esencialmente semipresenciales. Salleras elogia el trabajo hecho por las escuelas concertadas desde que empezó la pandemia y expresa su confianza en que, con el esfuerzo de todos, el nuevo curso pueda desarrollarse con garantías de seguridad y cumpliendo a la vez los programas educativos.
¿Cómo está siendo el inicio del curso escolar?
El inicio del curso está siendo singular emocionalmente, porque tanto las familias como los equipos directivos y el profesorado hemos de vencer el miedo que provoca la nueva situación en la que nos encontramos. Ahora ya hemos dado el primer paso. Como han reflejado los medios, el ámbito escolar no queda fuera de lo que está pasando en la sociedad. Por tanto, no podemos esperar que no haya contagios dentro de las escuelas. Ahora bien, debemos intentar afrontar con garantías esa posible situación, adaptándonos a los protocolos vigentes, para que de ese modo cada escuela pueda seguir desarrollando su labor con los alumnos y los trabajadores que se encuentren bien.
¿Se pueden evitar muchos posibles contagios si todos cumplimos las normas?
El contagio cero es imposible, porque los profesores y los alumnos nos vienen de fuera. Cada uno tiene su propia vida aparte. Lo que sí se puede hacer es intentar tener identificados los contactos de cada integrante de cada grupo estable, para así poder conseguir que si hay un caso de contagio, éste no sea generalizado, sino que nosotros lo tengamos totalmente localizado dentro de un grupo más pequeño de niños y de profesores. Eso hará que no todo el centro se tenga que cerrar y que sólo se tenga que quedar en cuarentena una parte mínima de esos alumnos. Eso se puede conseguir si se hacen las cosas bien.
"Hemos de vencer el miedo que provoca la nueva situación en la que nos encontramos"
¿Qué le diría a los padres?
Yo siempre digo que en los centros tenemos grandes profesionales y gente que cree mucho en la educación. En este momento, todos tenemos claro que hemos de educar, pero también que la salud es muy importante. Por tanto, es la máxima prioridad. Se ha trabajado mucho para preparar los centros, para que sean espacios seguros. Desde nuestros centros hemos dado el 100 por cien para intentar que todos los contagios que podamos evitar se eviten. Aun así, es cierto que puede haber un contagio en un centro, pero también puede haberlo en el ámbito familiar. En ese sentido, le diría a los padres que todos haremos todo lo posible para que las cosas vayan bien.
He visto que Escola Catòlica ha activado una bolsa de trabajo...
Hasta ahora había centros que tenían ya un bolsín para posibles contrataciones y también había profesores que nos enviaban sus currículums. En ese contexto, los centros asociados a Escola Catòlica nos pidieron recientemente si desde aquí podríamos canalizar la recepción de currículums de todos los perfiles laborales que ahora necesitamos. De ese modo, conseguiremos tener una previsión para que si se dan posibles bajas o cuarentenas, se puedan cubrir lo más rápido posible. Nosotros no tenemos una bolsa de interinos, como tienen los centros públicos, por lo que la citada iniciativa es una manera de contar con un listado de profesores que quieran trabajar en nuestros centros.
¿Estamos preparados para un hipotético nuevo confinamiento total?
Yo creo que sí lo estamos, sobre todo si recordamos que en marzo fuimos capaces de poder dar la vuelta a la escuela en dos días. Además, ahora hemos tenido tiempo para reflexionar sobre cómo nos fue en aquellos tres meses, para revisar los planes de digitalización de los centros, para hacer formación en digitalización en muchas de nuestras escuelas, para revisar los canales de comunicación con las familias y para poder mejorar más el sistema por si acaso tuviéramos que ir a ese escenario de confinamiento. Por tanto, creo que sí estamos preparados para poder dar ese paso, que sólo daríamos si fuera estrictamente necesario.
"El contagio cero es imposible, porque los profesores y los alumnos nos vienen de fuera"
¿Podría ser que dentro de un año sigamos aún en la situación actual?
Lo que usted me pregunta supone hacer ya muchas hipótesis —sonríe—. Me gustaría que todo se aclarase antes de dos cursos. En cualquier caso, hay situaciones que a lo mejor ahora nos parecen muy extraordinarias, pero que posiblemente dentro de un tiempo quedarán normalizadas en el día a día de las escuelas. Así, creo que hay protocolos que quedarán en los centros más allá del momento actual que estamos viviendo. Ello dará pie a que la parte sanitaria esté más controlada y a que sea posible centrarse más en la parte educativa, que estoy segura de que es algo que a los padres les importa mucho. Lo que hemos de conseguir es que haya seguridad y que a la vez podamos ir avanzando pedagógicamente, para que los alumnos estén preparados de cara al futuro.
¿Ha habido fallos en la gestión de la pandemia por parte de los gobernantes?
Bueno, cuando vemos las cosas con perspectiva, siempre pensamos que hay cosas que se podrían haber hecho mejor. Hasta hace poco, no pensábamos que hoy nos encontraríamos en el denominado escenario B. En ese sentido, quizás se podría haber hecho una previsión mejor de ese escenario en el mes de julio, para no tener que improvisar tanto durante las últimas semanas de agosto. Dicho esto, sé que a posteriori siempre es muy fácil valorar lo que se ha hecho bien y lo que se ha hecho mal. Por otra parte, todos nos hemos encontrado en una situación muy excepcional y por tanto era también muy complicado acertar de lleno en todo lo que se tenía que hacer.
¿Cómo valora la respuesta del profesorado desde que se inició la pandemia?
Yo diría que el mes de marzo supuso la prueba de fuego. Los profesores demostraron entonces que son unos grandes profesionales. Teníamos gente trabajando desde la mañana hasta la noche, contestando las dudas de las familias y los correos de los alumnos. Era gente que no desfallecía, que buscaba otros posibles sistemas para poder llegar a todos. Los veías preocupados por lograr que sus alumnos aprendieran, porque son gente que cree en la educación.
"Seguramente, los niños interiorizaron la situación de una manera mucho más rápida que los adultos"
¿Cuál sería hoy el objetivo esencial de Escola Catòlica?
Desde nuestras escuelas, nuestra preocupación es poder dar seguridad a las familias y lograr que los niños puedan seguir con su educación, que es su derecho. Haremos todo lo posible para que eso sea así, independientemente de las circunstancias en las que nos encontremos. Nos iremos adaptando para poder cumplir ese objetivo.
¿Ha sido difícil concienciar a los alumnos sobre las medidas sanitarias?
Bueno, hay que tener en cuenta que en marzo nos confinaron y que a partir de entonces los niños vivieron siempre en el ámbito familiar. En ese sentido, los padres pudieron explicar detenidamente a sus hijos más pequeños lo que estaba pasando. A partir de ahí, a veces eran los propios alumnos los que nos hacían comentarios sobre la pandemia o nos decían que tal o cual cosa no la podíamos hacer por el coronavirus. Seguramente, ellos interiorizaron la situación de una manera mucho más rápida que nosotros. Los niños están acostumbrados a seguir rutinas y la mayoría de ellos interiorizaron las nuevas medidas dentro de sus rutinas.