El cáncer de próstata es la segunda patología oncológica con más incidencia en el mundo y la primera en la Unión Europea y también en España. La edad es un factor de riesgo clave a la hora de hablar del cáncer de próstata. En este sentido, la población masculina por encima de los 50 años reúne el mayor número de diagnósticos, aunque esto no significa que la dolencia no pueda afectar a varones más jóvenes.
Precisamente, este domingo, 11 de junio, se celebra el Día Mundial de esta enfermedad. En 2017, último año del que se disponen datos estadísticos concretos, se produjeron en Baleares 119 muertes debido al cáncer de próstata. A nivel nacional, la cifra se situó cerca de los seis mil fallecimientos (exactamente, 5.938).
Con estos registros en la mano, el riesgo de deceso en pacientes que han sido diagnosticados de este tipo de cáncer oscila entre el 23 y el 33 por ciento, tanto en las islas como en el conjunto de España. En ambos casos, de hecho, tanto la incidencia como la mortalidad arrojan valores muy similares.
En cuanto al balance mundial, el cáncer de próstata ocupa la sexta posición en la clasificación de enfermedades oncológicas con mayor número de óbitos, mientras que en España y la Unión Europea se halla en tercer lugar.
LA EDAD, UN FACTOR CLAVE
La edad es un factor de riesgo clave a la hora de hablar del cáncer de próstata. En este sentido, la población masculina por encima de los 50 años reúne el mayor número de diagnósticos, aunque esto no significa que la dolencia no pueda afectar a varones más jóvenes.
En el conjunto del planeta, este cáncer afecta a más de 1,2 millones de personas. Su elevada incidencia hace que cobre un especial interés la celebración, todos los años, del Día Mundial que coincide con la fecha del 11 de junio.
A través de esta efeméride, la comunidad médica, los responsables políticos e institucionales vinculados al ámbito sanitario y las asociaciones de pacientes y familiares pretenden incrementar la sensibilidad social acerca de una dolencia que, al igual que ocurre con la mayor parte de las patologías oncológicas, tiene en la detección precoz a su mejor aliado a la hora de aumentar las posibilidades de supervivencia y curación.
CAUSAS
Ahora bien, ¿por qué acaba desarrollándose un proceso tumoral en el órgano prostático? En primer lugar, cabe tener en cuenta que la próstata es una glándula con forma de nuez que los hombres tienen ubicada debajo de la vejiga y delante del recto. Su función consiste en producir el líquido seminal que nutre y transporta el esperma.
El cáncer aparece cuando las células de la próstata experimentan un crecimiento descontrolado que, eventualmente, puede acabar extendiéndose a otros órganos del cuerpo humano dentro de la fase denominada metástasis. Es en este sentido, precisamente, que el diagnóstico temprano de la patología permite a los especialistas en oncología actuar antes de que la enfermedad abarque otras zonas además de la glándula prostática.
Desde este punto de vista, los médicos defienden la necesidad de que la población masculina, incluso antes de los 50 años pero, especialmente, a partir de esta edad, se muestre vigilante ante cualquier signo o indicio sospechoso que pudiera indicar la posible aparición de un caso de cáncer de próstata.
SÍNTOMAS
A este respecto, algunos de los síntomas más característicos (si bien pueden deberse también a otras dolencias absolutamente ajenas a este tumor) tienen que ver con anomalías en la micción. Por ejemplo, cuando al ir al baño se tarda más tiempo del habitual en evacuar la orina, o bien el hombre debe esforzarse por encima de lo que sería razonable para completar este proceso, son posibles señales de que hay algo que no anda bien en la región prostática.
¿Tiene que tratarse necesariamente de un cáncer? Por supuesto que no, pero la visita al médico para que descarte esta posibilidad no solo no está de más, sino que resulta absolutamente aconsejable.
También durante la micción, el varón puede observar que, de pronto, la cantidad de orina decrece o pierde intensidad. Es otro posible indicio al que hay que permanecer atentos. Y eso mismo puede afirmarse del incremento en la frecuencia.
Es habitual que, a partir de cierta edad (50 años, aproximadamente), los hombres noten que necesitan acudir más veces al baño. Y no solo durante el día, sino también a lo largo de la noche. Esa sensación de que la vejiga no se ha descargado por completo y de que todavía queda en su interior una determinada cantidad de orina que no ha sido evacuada es muy común en los hombres maduros, aunque no cabe asociar directamente este trastorno a un proceso tumoral en la próstata.
AUMENTO DE LA GLÁNDULA PROSTÁTICA
De hecho, en la mayor parte de exploraciones, el médico detecta que esta producción anómala de orina que incide en el incremento en la cantidad de micciones se debe a un aumento del tamaño de la glándula prostática. Este es una episodio que, más tarde o más temprano, todos los hombres tienen que afrontar en su vida.
Su denominación clínica es hiperplasia benigna de próstata, y no guarda ninguna relación con el cáncer, a pesar de compartir buena parte de sus síntomas, ni tampoco supone una amenaza importante para la salud. Aún así, una vez más, el objetivo ha de ser confirmar que, en efecto, esa, y no otra, es la causa de estas dificultades a la hora de orinar.
SANGRE EN LA MICCIÓN
Más preocupantes, si cabe, son otros síntomas que podrían indicar una etapa más avanzada de un posible cáncer de próstata. Entre ellos cabe destacar la presencia de sangre, bien en la micción o, tal vez, en el semen; o la sensación de dolor en la cadera, la columna vertebral, las costillas u otras regiones del cuerpo, aunque, lógicamente, su aparición puede deberse a muchas otras causas.
Igualmente, hay que consultar con el especialista si se percibe una sensación aguda de debilitamiento o adormecimiento en la zona de las piernas y los pies, o en el caso de que se produzca una pérdida inusual de peso. Sobre esto último, es de general conocimiento que las variaciones bruscas de los valores corporales, al menos si no obedecen a deseos expresos y voluntarios, son indicativos de procesos que deben analizarse pormenorizadamente para determinar hasta qué punto puede estar desarrollándose un cáncer o alguna otra enfermedad grave.
ANTECEDENTES FAMILIARES
Al margen de la edad, un factor de riesgo comunmente asociado al tumor prostático son los antecedentes familiares referidos a la primera línea genealógica: esto es, padre, hermanos y tíos paternos.
No obstante, al margen de las causas genéticas, la enfermedad puede ser propiciada por hábitos de vida no saludables, entre los que habría que destacar el consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias nocivas, una alimentación pobre en proteínas, verduras, frutas y vegetales y con una generosa aportación de harinas, carnes rojas, sal y azúcares, y la automedicación o consumo de fármacos adquiridos sin la correspondiente prescripción facultativa.
LAS RELACIONES SEXUALES COMO ELEMENTO DE PREVENCIÓN
Por el contrario, otras prácticas podrían ayudar, según los expertos, a prevenir el cáncer de próstata. Y una de ellas es el sexo. El mantenimiento de una actividad sexual frecuente disminuye en un 47 por ciento las probabilidades de sufrir esta dolencia. Son datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Otra cuestión fundamental es el tratamiento. Las opciones que ofrece la medicina moderna son múltiples, y en muchos casos los resultados son efectivos. Desde el punto de vista quirúrgico, hay que hacer referencia a la prostactetomía abierta, que consiste en una operación para la extracción de la próstata. Igualmente, hay que mencionar la radioterapia, la crioterapia, la terapia hormonal, la quimioterapia y la inmunoterapia.
EL PSA, GRAN ALIADO FRENTE AL CÁNCER PROSTÁTICO
Por otra parte, el gran recurso que ha introducido la medicina predictiva a lo largo de los últimos años, a nivel de detección del cáncer de próstata, es el PSA (siglas en inglés de Prueba del Antígeno Prostático Específico).
Mediante un simple análisis de sangre, el facultativo puede tener acceso a información precisa sobre la posible existencia de un proceso oncológico en esta región corporal.
El PSA es una sustancia que produce la próstata. De esta manera, cuando sus niveles son especialmente elevados, cabe la posibilidad de que esa persona esté desarrollando un cáncer de próstata. En cualquier caso, no tiene por qué ser así, y deberán ser pruebas posteriores las que confirmen o descarten esta hipótesis.
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