Desde muy joven, Maruja mostró un talento innato para las artes. Su carrera comenzó en el ámbito teatral, donde rápidamente destacó por su versatilidad y pasión. Fundó la Compañía Zanoguera-Alfaro junto a su esposo, convirtiéndose en un referente del teatro en Mallorca. Su trabajo en la compañía no solo se limitó a actuar; también dirigió y produjo numerosas obras que reflejaban la riqueza cultural y social de la isla.
A lo largo de su carrera, Alfaro fue honrada con diversos premios, entre los cuales destacan el Premi Ramon Llull del Govern Balear en 2001, el galardón honorífico a la Trajectòria Professional otorgado por la Associació d’Actors i Actrius de les Illes Balears (AAAPIB) en 2006, y el Premio Jaume II concedido por el Consell de Mallorca en 2007.
Fue una figura central en la promoción cultural de Mallorca, participando en diversas iniciativas y proyectos que buscaban fomentar el arte y el teatro en la comunidad. Su legado perdurará no solo en sus obras, sino también en la inspiración que dejó en las generaciones futuras de artistas y actores.