Este viernes, el Colegio San Agustín de Palma vivió una jornada muy especial, pues, por vez primera, acogió un encuentro de exalumnos de distintas generaciones. En el interior de este histórico centro coincidieron antiguos alumnos hoy ya jubilados —o casi— con otros que ahora mismo están aún en la universidad. Todos ellos recorrieron de manera guiada las instalaciones que un día les vieron crecer, acompañados por algunos de los profesores que ayudaron a formarles intelectualmente y también como personas.
Una de las impulsoras de la emotiva reunión celebrada hace apenas unas horas en el Colegio San Agustín fue Alicia Medina, tutora de primero de Primaria y exalumna del centro. "Hemos organizado esta primera jornada de exalumnos para propiciar un reencuentro de todas las generaciones, mostrar los cambios que ha habido en el colegio y pasar al mismo tiempo un día agradable", explicó a mallorcadiario.com.
La tarde era ayer algo lluviosa y desapacible, pero aun así acudieron a este acto decenas de personas, que fueron recibidas a los sones del Bienvenidos de Miguel Ríos y de otros grandes temas musicales de los años ochenta. En paralelo, los abrazos afectuosos y las risas compartidas se fueron sucediendo ya desde el primer instante. Pasados unos minutos, el director del colegio, el padre Pedro José Gordo, saludó a los presentes desde una pequeña tarima situada en el patio principal, un espacio en el que habían sido colocadas de forma estratégica numerosas fotografías de alumnos y de profesores de los años setenta, ochenta y noventa.
Poco después de las seis de la tarde, empezó la prevista visita guiada, que se hizo en dos grupos distintos para facilitar que el recorrido pudiera ser más pausado. En la pared de uno de los pasillos ambos grupos pudieron leer una de las sentencias más célebres de San Agustín: "El amor es la belleza del alma". Ese sentimiento amoroso estaba presente, en forma de reconocimiento y de gratitud, en todos los congregados ayer. En ese sentido, un exalumno y hoy maestro de Primaria, Luis Gili, recordó que en algunos casos han llegado a pasar por el centro hasta tres generaciones de una misma familia.
Tras el evocador tour por el colegio, los distintos asistentes contemplaron un vídeo en el que aparecían antiguos alumnos hablando de sus recuerdos y de sus vivencias agustinianas. Seguidamente, se dirigieron ya en directo a los presentes el profesor Tolo Palmer, recientemente jubilado, y el profesor Pere Miralles, actual jefe de Estudios de Secundaria.

A continuación, tuvo lugar un pequeño piscolabis. En las improvisadas conversaciones o en los diferentes corrillos que se crearon durante el refrigerio salieron de nuevo a la luz los nombres de todos aquellos docentes que formarán ya para siempre parte de la gran historia del centro, como los padres Pedro Cantarellas, Miguel Hernández, Venancio Revilla o Baltasar Ramis, o los laicos Miguel Grimalt, María Dolores Ruiz, Joan Barceló, Antonio Cabello o Ana Galán, entre otros muchos. El padre Ramis, que hoy tiene 90 años, recordó que llegó a San Agustín en 1965, lo que le convierte en el docente de mayor antigüedad del colegio.
Los exalumnos más veteranos hablaron también de los deliciosos y célebres helados y granizados de El Rubio, de los triunfos deportivos obtenidos a partir de los años setenta por los equipos de baloncesto o de las entrañables celebraciones navideñas en el salón de actos, que todavía sigue funcionando como tal. En el patio del colegio continúa habiendo además la antigua pista de básquet, si bien los partidos oficiales del hoy denominado Imprenta Bahía San Agustín se juegan en el Poliesportiu Municipal Toni Servera, en S'Arenal.
INTRAHISTORIA DEL CENTRO
En el curso 2017-2018, el colegio había conmemorado ya el 125 aniversario de su fundación, efeméride que contó con diversos actos y actividades bajo el lema 'Forjando personas para el futuro'. Ese enunciado sintetizaba muy bien lo que ha sido el quehacer educativo de los agustinos en la capital balear a lo largo de más de un siglo, en concreto desde el lejano curso inaugural que se inició el 3 de noviembre de 1892. Desde aquel momento y hasta mediados de los años sesenta, la denominación oficial del centro sería Colegio Dulcísimo Nombre de Jesús, antes de pasar a denominarse Colegio San Agustín de forma definitiva.
La primera sede del colegio, entre 1892 y 1895, fue un inmueble cedido por los Condes de España y ubicado en la calle Miramar. Posteriormente, a partir del curso 1895-96, las clases se desarrollaron en lo que acabaría siendo el emplazamiento definitivo de la escuela, un monumental edificio situado justo al lado de la bellísima iglesia del Socors, regentada también por los padres agustinos.
En aquella época, Palma era aún una pequeña capital de provincias, todavía amurallada, que contaba con unos 62.000 habitantes y que muy lentamente empezaba a abrirse al turismo, mientras que hoy es ya la octava ciudad de España, con algo más de 400.000 habitantes, y un referente turístico mundial.

Un hecho curioso a destacar es que en aquel año inaugural de 1892 el Colegio San Agustín de Palma pertenecía a la Provincia Agustiniana de Filipinas. Tres años después, la comunidad y el colegio serían incorporados a la Provincia Agustiniana Matritense del Sagrado Corazón de Jesús. Mucho más recientemente, hace apenas un lustro, el centro pasó a depender de la Provincia de San Juan de Sahagún, que cuenta con 17 escuelas en total en el conjunto de España.
Al repasar la dilatada trayectoria educativa de este colegio, podría decirse que en buena medida corre paralela a los acontecimientos y los sucesos vividos por nuestro país a lo largo del siglo XX. Así, entre 1920 y 1927 el centro estuvo cerrado por cuestiones de carácter económico. A mediados de 1936, con el estallido de la Guerra Civil, el edificio sería luego parcialmente ocupado por el Ejército, una presencia militar que se mantuvo en una parte del inmueble hasta 1962. Una década después, ya en los años setenta, las mujeres se incorporaron al profesorado de San Agustín, el colegio se reconvirtió en mixto y pasó a tener la condición de concertado.
Con la llegada de la democracia a España a partir de 1977, el centro se reafirmó en su tradicional talante abierto y en su ideario cristiano, fomentadores de la convivencia, el respeto y la libertad. Seguramente, ello contribuyó también de algún modo a que antiguos alumnos de San Agustín llegasen a ser —o sean aún— relevantes figuras políticas de Balears en el seno de diferentes partidos políticos. Cabe citar, en ese sentido, al ecosoberanista Biel Barceló, la popular Sandra Fernández, el socialista Ramón Socías o la podemita Aurora Jhardi, entre otros.
CAMBIOS Y REFORMAS
La administradora del Colegio San Agustín, Mónica Frau, lleva dos años desempeñando esta función, si bien hace ya once años que trabaja en la escuela, en donde inició su andadura profesional tras haber estudiado Magisterio. "En la actualidad, en el centro impartimos el segundo ciclo de Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria" explicó ayer a este digital. Asimismo, recordó que hoy cuentan con 690 alumnos en total, de entre tres y dieciséis años.
Frau también señaló que a lo largo de las tres últimas décadas se han llevado a cabo, de manera progresiva, cambios de calado en el interior del centro, como la construcción de un gimnasio subterráneo, la reforma del patio superior, la instalación de un ascensor o la inauguración de un nuevo comedor escolar, que tuvo lugar hace sólo unos meses. "Algunos espacios se nos habían quedado algo pequeños, por lo que hemos ido haciendo mejoras de manera paulatina, sobre todo en los meses vacacionales de cada verano", subrayó.

Además, están previstas también otras novedades, como recuperar la antigua entrada principal del colegio, en la calle Socors, para complementar la actual, en la calle Mateu Enric Lladó. Asimismo, se crearán una nueva aula de tecnología, un taller de mantenimiento y una ludoteca.
"El edificio como bloque está igual que cuando yo estudiaba aquí, aunque poco a poco están reformando su interior", corroboró María Real, antigua alumna y ahora maestra de Infantil. "Lo que sí ha variado mucho es la metodología, al igual que ha ocurrido también en muchas otras escuelas", añadió. Una de las metamorfosis más significativas vividas en San Agustín tiene que ver con el uso de las nuevas tecnologías, por ejemplo con el empleo de ordenadores en lugar de libros o con la coexistencia más o menos pacífica de las pizarras digitales y los antiguos encerados.
"Pese a los cambios que ha habido en el centro y por supuesto también en la sociedad, el colegio sigue manteniendo su esencia, que es la de promover los postulados del humanismo cristiano", remarcó el director académico, Julià Santandreu, quien además imparte clases de Catalán y de Geografía. En ese contexto, recordó que hace dos semanas todos los alumnos acudieron a la iglesia del Socors para la celebración del Miércoles de Ceniza.
En la actualidad, hay cinco religiosos en San Agustín, si bien de ellos sólo el padre Pedro José Gordo imparte clases, en concreto de Religión. "En este colegio la comunidad ha sido siempre muy pequeña", indicó este último. Desde 2010, el centro cuenta con dos directores. "Hay un director laico —Santandreu— y yo", especificó Gordo, para añadir: "Como hoy en día hay tanta falta de religiosos, en todos los colegios de nuestra orden hay en estos momentos un director académico y un director general".
VOCACIÓN DE CERCANÍA
El actual director general también confirmó que el centro que colidera se encuentra desde hace años "en un proceso de renovación gradual" de sus distintas dependencias, "con la ayuda económica de la central de Madrid". Ese apoyo se ha visto favorecido por la reciente unión de "todos los agustinos de España".
Por otro lado, el hecho de que el Colegio San Agustín de Palma abarque un único inmueble ha contribuido a que una de sus señas de identidad sea la familiaridad y la cercanía que históricamente ha habido entre estudiantes y docentes. "Aquí es muy reducido todo, por lo que nos encontramos continuamente, y, además, al no tener mucho alumnado, es más fácil poder conocer a las familias bastante bien", reconoció Gordo.

Partiendo de esa evidencia, el centro intenta hacer muchas actividades "en donde también participen los padres de los alumnos", para crear unos lazos que vayan más allá de la circunstancia de "verse en una tutoría y ponerse serios", y para que los progenitores puedan constatar igualmente de primera mano "la base humanista y cristiana" que rige el quehacer del colegio desde su fundación.
Como era de esperar, esa vocación agustiniana de cercanía y de proximidad se hizo de nuevo presente en el reencuentro de este viernes, en el que los profesores más jóvenes se interesaron también por las vivencias escolares que expusieron algunos de los exalumnos más antiguos.
El origen de una de las emotivas historias compartidas ayer se remontaba a 1972. Aquel año, el padre Benjamín, natural de Bilbao, regaló un equipamiento completo del Athletic Club y un balón de reglamento al hijo mediano de un amigo suyo, que tenía nueve años y era muy aficionado al fútbol. Ese niño, natural de Palma y proveniente de una familia muy humilde que vivía en el barrio chino, entró en San Agustín en 4º de EGB, fue más tarde monaguillo en la iglesia del Socors, entre 1975 y 1977, y formó parte de uno de los equipos de ping-pong del colegio. Sus dos hermanos, Gaspar y Joan, también estudiaron en el centro durante varios cursos. Además, en 1º de BUP tuvo a su tía Margalida como profesora de Música.
Dos décadas más tarde y recién licenciado en la UIB, regresó a San Agustín como profesor de Filosofía, para sustituir durante unos meses del curso 1996-1997 al entonces profesor titular, Javier Navarro. Aquel antiguo alumno guarda todavía hoy la citada camiseta del Athletic, a pesar de ser un fiel seguidor del Real Mallorca desde hace ya muchos años.
Ese veterano exalumno que aprendió en San Agustín la importancia de la tolerancia, la amistad, la libertad y el respeto es el autor de este reportaje.