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Ser joven en Baleares: una generación entre la amargura y esperanza
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(Foto: J. Fernández Ortega )

Ser joven en Baleares: una generación entre la amargura y esperanza

Por Marina Forteza
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mfortezamallorcadiariocom/8/8/23
viernes 15 de abril de 2022, 05:00h

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Graduada en Filología Inglesa, Ángela trabaja como técnico sociosanitaria y como dependienta en una tienda. A sus 24 años, decidió apostar por estudiar una Formación Profesional ante la imposibilidad de encontrar trabajo. Es sábado, son las 8 de la mañana y mientras muchos se acaban de despertar, ella vuelve a casa tras diez horas en la UCI. Duerme para luego seguir su trabajo en una tienda. Aún así, no le salen los cálculos: "Me gustaría pensar que en unos años podré independizarme, pero al ritmo que vamos..."

Si hay una palabra que explique cómo se sienten los jóvenes de Baleares es incertidumbre. El 15M, el movimiento de los indignados, fue en un 2011 donde los que ahora son considerados 'la generación perdida' eran tan solo unos niños que paseaban, sintiéndose adultos, con su grupo de amigos por las calles de Palma. Su preocupación por sentirse integrados en los 'Popu Borne' -los adolescentes que quedaban en el Passeig del Born y eran considerados populares- ha cambiado radicalmente: "Sales un día y te gastas un dineral', lamenta Iván, también de 24 años. Como él, muchos otros jóvenes que intentan disfrutar de 'la mejor etapa de sus vidas' mientras tratan de labrarse un futuro que cada vez se presenta más incierto.

Es la generación que ha crecido entre crisis, pero con el mayor ímpetu en la lucha por derechos como la igualdad, la libertad sexual y el cambio climático; es la generación que ha nacido en democracia y entre pantallas, y que en su gran mayoría, el 69 por ciento en Baleares, ha accedido a estudios superiores. Sin embargo, el drama juvenil se define con desesperanza, frustración y pesimismo entre la tensión de cumplir con el lema de 'solo se vive una vez' y seguir luchando por sus sueños.

Xavi, Andrés, Carolina, Iván, Tania... son algunos de los nombres que de forma particular explican la realidad dispar que se vive en Baleares y en el resto de España.

Emanciparse, una realidad tardía

Conseguir independizarse es un sueño imposible. "Me preocupa mi futuro laboral porque no sé si seré estable económicamente", teme Omar, quien está acabando sus estudios universitarios. A punto de graduarse también está Marc, quien piensa que "vivir en estas islas es muy caro". Pero, ¿cómo viven los jóvenes que ya se han incorporado al mercado laboral?

Seguir viviendo en casa de sus padres es la realidad de muchos, de hecho solo el 17,6 por ciento de personas de entre 18 y 29 años se ha conseguido emancipar en 2021 en Baleares. Pero eso no implica que las responsabilidades sean las mismas que cuando eres un niño: "Yo soy quien lleva mis gastos" , explica Ángela, quien además piensa que es imposible conciliar el trabajo con el ocio: "A veces prefiero quedarme en casa descansando". El coste de salir a divertirse recae muchas veces sobre los padres. "No puedo estar pidiéndole a mi padre dinero cada vez que quiero salir porque a veces ni ellos llegan a fin de mes".

Iván trabaja en una agencia de seguros y tampoco consigue independizarse: "Hacerlo solo es imposible porque lo que cuesta una vivienda es prácticamente lo que cobro". El coste medio de acceso a un hogar en los jóvenes que trabajan supera el 90 por ciento de sus sueldos en Baleares. Iván tiene 24 años y cree que la sociedad debería de entender a los jóvenes como él: "Vivo con mis padres porque si quiero vivir solo, implicaría dejar de salir y de tener vida social". A pesar de ello, se muestra positivo y cree que seguir formándose le permitirá vislumbrar un futuro mejor.

"Lo pasan mal los de clase alta y los de clase baja", explica el sociólogo y director de la Fundación Gadeso, Antonio Tarabini. El problema de acceso a la vivienda es uno de los principales en España, y se agrava aún más en comunidades como Baleares y entre la población joven, cuyas primeras condiciones laborales suelen ser, en su gran mayoría, precarias.

Tarabini apunta a solucionarlo a través de proyectos de creación de viviendas distintos para gente joven, aunque cree que no existe "una resolución mágica" y "que "tenemos que ser realistas: claramente un joven que proviene de una familia con alta capacidad económica lo tendrá mucho más fácil, pero lo que está pasando es que hay jóvenes con trabajos estables y buenos sueldos que no les son suficientes ni para pagar el alquiler y como mucho consiguen hacerlo conviviendo con amigos".

Es lo que le ha ocurrido a Pablo, de 23 años. Acaba de independizarse tras graduarse en Derecho. "Es imposible para la mayoría", asegura. El Gobierno muesrta tímidos intentos de ayudar a este sector de la población, pero los consideran ineficaces: "Hacen falta que las medidas lleguen a la calle" . Pablo ya trabajaba como asesor jurídico en un despacho de abogados antes de graduarse. Ahora, sigue en ello mientras estudia el Máster de Acceso a la Abogacía. Considera que ha tenido suerte, pero que ha sido necesario el esfuerzo. Él se ha conseguido emancipar junto a su hermano y un amigo, y ve lejano poder comprarse una vivienda, que es a lo que aspira: "Debería tener un contrato indenifinido y sobre todo, mucho dinero ahorrado".

Abandonar el hogar

Trabajar a más de 2.000 kilómetros. Hasta Budapest ha tenido que trasladarse Carolina, de 22 años, para cumplir su sueño por menos de 1.000 euros mensuales. "Trabajaba en un restaurante de comida rápida en Magaluf todos los veranos, donde cobraba incluso el doble, pero no era feliz: limpiaba vomitados de turistas borrachos, hacía jornadas interminables, y tenía que ahorrar para aguantar todo el invierno sin trabajar". Decidió estudiar para ser azafata de vuelo y tras más de dos años haciendo entrevistas, un día sonó el teléfono. "En menos de un mes tuve que asumir que me iba a vivir lejos de mi familia, sin saber ni siquiera mis condiciones de trabajo". Pero no le quedaba otra: "Si no aguantas y asumes que tienes que aceptar condiciones que no te van a gustar, no conseguirás lo que quieres".

Carolina lleva cuatro meses lejos de Palma, y a pesar de que agradece la oportunidad, sabe que este trabajo no le aporta suficiente estabilidad. "Tengo pensado en un tiempo volver a la isla, aquí me da para pagar el alquiler y poco más". Cuando eso suceda, tendrá que volver a probar suerte ya no solo para encontrar un nuevo trabajo, sino para pagar un alquiler.

Hace tan solo dos semanas, Tania era cajera en una tienda de construcción mientras se graduaba en Psicología. De repente su vida dio un giro inesperado y se ha visto embarcada con todas sus pertenencias en dirección a Valencia, donde la misma empresa para la que ha trabajdo durante más de tres años, le ha ofrecido lo que ella considera la oportunidad de su vida. "No pude decir que no". Ahora es una de las encargadas del departamento de Recursos Humanos, con contrato fijo y con un sueldo estable. "Me da para vivir de sobra, aquí el alquiler es mucho más barato y mi meta es ahorrar para comprarme una casa". Tania ha dejado atrás a su familia, a sus amigos y a su pareja, per ha conseguido, lejos de ellos, ser independiente a sus 22 años.

Como ellas, el número de jóvenes de Baleares que emigran para cumplir sus metas aumenta cada vez más. Otro es el caso de Ismael, quien a sus 22 años vive prácticamente todo el tiempo embarcado en el buque Sella, uno de los cazaminas de la Armada Española. "Mis condiciones son duras, pero forman parte de mi trabajo". La disciplina es su día a día, pero se le ve feliz : "Vivo en Cartagena que es donde tenemos la base, estar lejos de casa es duro, pero trabajar de lo que te gusta merece la pena, hace nada estuvimos ayudando en Ucrania trasladando material militar, y para mí es una forma de ayudar a la sociedad".

La utopía de tener una vivienda propia

"Los jóvenes tenemos mucho potencial , pero no nos dejan prosperar". Roberto y Claudia tienen 28 años y viven juntos en una casa de alquiler. "Yo estudié Realización de Televisión y pensaba que conseguiría una oportunidad, la cual no ha llegado nunca". Claudia ha podido trabajar de lo que ha estudiado, Magisterio, "pero han sido varias las veces que me han echado de mala manera y con condiciones pésimas".

Ambos aseguran que "no les falta de nada" pero que sus sueldos no les permiten pagar un piso: "Los precios están desorbitados, la comida y la gasolina por las nubes, y al final tu sueldo de 1.000 euros te permite, como mucho, ahorrar 200". En Baleares, para comprar una vivienda se debería tener un ahorro previo equivalente al sueldo de casi siete años trabajados de forma continua, según el Instituto Balear de la Juventud (IB-Jove).

Esta situación contrasta con sus generaciones predecesoras: "Nos indigna que nos comparen con nuestros abuelos... la gente está harta y los jóvenes llegamos muy tarde a conseguir una estabilidad".

Los 'SíSí': trabajar y estudiar a la vez

"La universidad está pensada para que solo te dediques a ella". Generalmente, son las familias quienes aportan los recursos económicos para que sus hijos tengan estudios superiores, pero no todos se lo pueden permitir. Muchos no se rinden: seguir formándose para poder tener un futuro mejor, a pesar de que estén cansados de escuchar que lo que les espera ahí fuera es otra cosa. Actualmente, el 15,6 por ciento de la población en Baleares con estudios superiores está en paro.

Jóvenes como Marcos se levantan cada día organizando sus tiempos para alcanzar sus objetivos académicos mientras cumplen con su jornada laboral. "He trabajado de camarero desde que empecé la carrera, y gracias a las prácticas del último año he conseguido un puesto de trabajo con mejores condiciones y sobre todo, de lo que estoy estudiando; Comunicación Audiovisual".

Él es el ejemplo de que todo esfuerzo tiene su recompensa, y aunque en muchos casos sea complicado, la sociedad intenta ayudar a las jóvenes promesas. Es lo que explica la especializada en Psicología del Trabajo, Lourdes Barros: "Las empresas buscan también gente joven por sus ganas de trabajar y su actitud". Es cierto, explica Barros, que contratar gente joven es un handicap para las empresas debido a que requiere, en muchos casos, tiempo de formación, "pero estamos viendo como cada vez más las prácticas son una oportunidad para introducirse en el mercado laboral".

"Lo que ocurre es que al principio los salarios siempre son bajos y las condiciones no suelen ser tan buenas, e iniciativas como la actual reforma laboral está ayudando mucho a que los jóvenes eliminen ese sentimiento de ansiedad y frustración de cara a su futuro". Sin embargo, al otro lado hay jóvenes como Munir, Luis, o Marc que ante su futuro laboral y sobre las iniciativas políticas responden con mofa e ironía: "Lo único bueno de ser joven en Baleares es la fiesta". El inmovilismo y pasotismo se adueña en muchos casos de estos jóvenes, cansados de que se les achaque con que solo son capaces de hacer botellones.

Las condiciones laborales de los trabajos no cualificados suponen también barreras para muchos jóvenes, recuerda Barros. Xavi ha estado dos veranos trabajando como tripulante, aunque el último tuvo que hacerlo en el Hospital. Le diagnosticaron un cáncer al que ha conseguido ganar la batalla. Ahora, ha vuelto a estudiar y trabajar a la vez. y aunque asegura que "apenas tiene tiempo" sigue viviendo su pasión por los concursos televisivos a los que ha asistido más de una vez, tanto como público como concursante.

Aurelio ha estado durante los cuatro años de carrera trabajando. Ahora, por fin puede tener tiempo libre que aprovecha haciendo rutas en moto por los rincones más bonitos que ofrece, según él, el privilegio de vivir en Baleares.

La salud mental

A 239 jóvenes de Baleares les pasó por la cabeza suicidarse en 2021. Desde el Teléfono de la Esperanza explican que las llamadas se han incrementado en los últimos dos años tras la pandemia. Jóvenes como Andrés, creen que la salud mental de es uno de los problemas más importantes de esta generación y al que menos atención se le presta. "Tanto yo como muchísimos amigos míos hemos vivido episodios de ansiedad durante mucho tiempo".

"Ir al psicólogo cada vez está más normalizado entre la sociedad, pero cuando acudes al médico te sientes desamparado y minimizan el problema porque eres joven".

La inestabilidad económica es solo una de las múltiples problemáticas que afectan a la salud mental de la juventud, pero también tienen que lidiar con problemas relacionados con los sentimientos, sus relaciones personales y traumas que requieren de ayuda profesional.

Lo importante es mirar con positividad: "Saber de qué trabajaré, cuánto podré cobrar, si podré o no indepndizarme me genera mucha ansiedad". Andrés ha estudiado informática y actualemente trabaja como reparador de aparatos eléctronicos. Sin embargo, sabe que no es suficiente, por lo que va a especializarse y a estudiar un Grado Superior de la misma rama, hecho que le hace estar "mucho más motivado".

El tiempo libre y la vida social son factores fundamentales para tener una buena salud mental. Algunos de los testimonios recogidos como el de Aurelio constatan que en Baleares "hay muchas cosas para hacer y para conocer gente". Tras dos años inmersos en restricciones, el ocio ha vuelto a ser lo que era antes. Pablo es de los que no se siente representado en el ocio de excesos, tan asociado a la juventud, pero sí cree que cada vez se ponen más trabas: "Hay que garantizar la seguridad pero parece que si eres joven y quieres divertirte eres un irresponsable, la gente va a salir sí o sí, y al menos si se ponen condiciones buenas, es mejor que que lo hagan por su cuenta".

Por otro lado, creen que las iniciativas públicas son insuficientes: "Parece que cada uno tiene que apañarse y hacer sus planes, los conciertos de San Sebastán estuvieron bien, pero son caros y se podría invertir todo ese dinero en otras cosas", explica Pablo.

Andrés comparte la idea de Iván y lamenta que hacer planes en la isla es muy caro y "no todos se lo pueden permitir".

Amargura y esperanza, así son las historias de una generación que se siente poco escuchada y que no cesa de luchar a ciegas. " Al ritmo que vamos", expresaba Ángela; un ritmo apresurado, donde se vive al día y donde algunos dejan de ser jóvenes para dedicarse a tiempo completo a intentar crear un futuro mejor para ellos e indirectamente para todos.

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