En la actualidad, Palma recicla el 27 por ciento de los residuos cuando la Unión Europa ha instado a llegar cuanto antes al 50 por ciento. De este 27, el 68 por ciento corresponde a rechazo y el 80% de este rechazo es resto orgánico.
Ante esta situación, Emaya lleva tiempo ultimando el proyecto que ha denominado "Tarifa Justa de Residuos" que bonificará a las empresas y ciudadanos que más reciclen.
Premiar por reciclar ya se aplica en algunos países, bien reduciendo la factura u ofreciendo bonos de descuento en metro y autobús y vales de descuento en la compra.
"En el caso de Palma,-explica el presidente de Emaya, Ramón Perpinyà, a mallorcadiario.com- la Tarifa Justa es un un proyecto que llevamos gestando desde hace tiempo. No es fácil ya que su implantación es sencilla en ciudades o municipios pequeños pero muy complicado ponerlo en funcionamiento en grandes núcleos como Palma".
Ahora que el proyecto ya ha entrado en su última fase, Perpinyà reseña que el mismo avanzará sobre dos pilares: el reciclaje industrial y el de los ciudadanos particulares. En cuanto al reciclaje industrial, "la cosa es más sencilla ya que los contenedores se recogen 'in situ', es decir en el hotel o en el polígono y se cobra por generación de residuos. Dado que el mayor coste lo generan los residuos de rechazo, cuanto menos rechazo se recoja, el coste de la recogida será menor para la empresa, por lo que se propicia el reciclar más".
INSPECTORES VOLUNTARIOS PARA LOS CIUDADANOS
Más complicado es evaluar si los ciudadanos reciclan mucho o poco para poder acceder a bonificaciones tarifarias. Por ello y dado que los contenedores no se encuentran en las casas sino en las calles, la opción que cuenta con más posibilidades de salir adelante es, según Perpinyà "es la de crear lo que llamaríamos inspectores voluntarios, es decir, el ciudadano autoriza a estos inspectores a entrar en su vivienda para evaluar si recicla correctamente. Si el reciclaje es correcto, en la factura tendrá un descuento. Estas inspecciones serían aleatorias".
Además, el presidente de Emaya recuerda que una gran parte del rechazo es orgánica, por lo que también se bonifica el buen uso de este residuo. Estos contenedores se abren con la tarjeta ciudadana y su correcta utilización conlleva descuento en la factura.
El objetivo final es "reducir al máximo el volumen de residuos de rechazo, hacer buen uso de la orgánica y aumentar la concienciación social para incrementar el reciclaje", subraya Perpinyà.
A partir de estos momentos, se tendrá que unificar las tarifas recogida y tratamiento de residuos; modificar la ordenanza de residuos, aprobación inicial en pleno municipal,alegaciones y aprobación final "por lo que si todo va bien, no entrará en vigor antes de 2024", concluye el presidente de Emaya.
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