«Después de muchos días intensos de trabajo para acabar a tiempo, inauguramos el sábado pasado y la verdad es que no fue nada mal», explica el propietario de la cadena, Helmut Clemens. La sombra del antiguo Cristal parece no pesarles. «Es muy bonito el interés que tiene la gente en nuestro negocio. Trabajamos con producto local, desde la comida hasta la decoración y eso el cliente lo agradece», argumenta Clemens. «Todavía nos queda mucho que pulir, mucho que mejorar, hace muy poquito que hemos abierto y tenemos que ajustar cosas, però estamos muy contectos», assegura.
Helmut Clemens es alemán, aunque nadie lo diría al escucharle hablar en mallorquín. «Es Rebost está hecho para locales, no para turistas, yo soy un local más, llevo 20 años aquí, soy parte de esta isla y quiero que mis negocios vayan en esa dirección», afirma.
Como podemos observar en esta charla con Clemens, el cliente de Es Rebost es un cliente que vive en Palma. «El 70 por ciento de la gente que viene a Es Rebost, cualquiera de los tres, es de aquí o vive aquí. Durante los años que he pasado trabajando en la Isla me he dado cuenta de la falta de locales dedicados al ciudadano, no al turista y a eso se quiere dedicar Es Rebost. Damos servicio al cliente local, queremos que se sienta como en casa», explica orgulloso Clemens.
El ‘slow food’, como define su lema, es la máxima para Helmut Clemens. «Queremos que la gente deguste producto local, que es maravilloso y ofrecemos una amplia carta, que iremos mejorando, de una variedad de producto elaborado de manera tradicional», afirma. «Creo que ya hay demasiadas cadenas de comida rápida y con poca personalidad. Es Rebost quiere ser algo con carácter propio, muy de aquí», asegura.
Y la esencia del Cristal no se ha perdido en Es Rebost. La reforma ha costado medio millón de euros y se han respetado las antiguas columnas de hierro forjado proyectadas por el arquitecto del edificio Gaspar Bennàzar entre 1913 y 1916. La amplitud y la luminosidad son las características principales. Todo resulta más diáfano. «Hemos intentado mantener ciertos aspectos de la construcción original, como se puede ver en la puerta de entrada y el la columna, que antiguamente estaba integrada en una estructura metálica que ahora ha desaparecido y hemos recuperado el retranqueo proyectado por Bennàzar y que se había perdido», explica Helmut Clemens.
La carta pretende ser la misma para los tres negocios, aunque ahora no es así. «Estamos trabajando para que el mismo producto se pueda saborear en los tres locales. De hecho, hemos construído una cocina central en éste rebost en el que estamos y queremos que ejerza como de ‘cocina madre’ y satisfaga las necesidades de los tres locales», afirma, aunque el trabajo recién ha comenzado.
La ordenanza de ocupación del espacio público, es decir, las terrazas, es una preocupación para Helmut, que desconoce cúantas mesas y sillas podrá poner y asegura que «estamos a la espera de conocer cómo vamos a poder trabajar, però aquí ya se han creado 22 puestos de trabajo. Las terrazas son tanto para el local como para el turista, todos las disfrutamos; el exceso nunca es bueno pero los victimismos tampoco lo son. No es tanto la ocupación sino la calidad de la misma», afirma contundente.
Aunque asegura que el trato con las autoridades de Ciutat han sido fantánticas. "Nos han recibido con los brazos abiertos, han sido muy colaboradores y estamos encantados con en ayuntamiento", finaliza.