
El grupo de Llorenç Serra Ferrer ha hecho efectiva su superioridad numérica en el accionariado del RCD Mallorca. Gabriel Cerdà y el propio Serra han sido designados en el Consejo de Administración como apoderados del club.
De esta manera, el máximo accionista y vicepresidente de la entidad ha solucionado la falta de apoyos para conseguir que Cerdà fuera proclamado consejero delegado. El vaivén de relaciones entre consejeros, en las que Cerdà y Claassen han sido los protagonistas, ha tenido la cuestión embarrancada desde que Jaume Cladera anunciara su dimisión como presidente y consejero delegado el pasado 24 de diciembre.
El club necesitaba desbloquear el nombramiento de una figura jurídica con capacidad decisiva y firma vinculante–consejero delegado o apoderado- que permitiera llevar a cabo las contrataciones necesarias tanto en materia deportiva –máxime en un momento de mercado invernal- como en temas de gestión del club.