¿Como economista, había realizado proyecciones sobre algún tipo de situación similar a la que está sucediendo con el coronavirus?
No. No estamos ante una crisis económica provocada por un mal funcionamiento o desequilibrio de nuestra economía o de una economía vecina. Estamos ante una pandemia. La Covid-19 con su elevada contagiosidad y recurrencia es la causa. Esto es lo que hay solucionar. Si no resolvemos la pandemia no podemos resolver sus efectos: sanitarios, económicos, sociales…
¿Nos debe preocupar más la crisis sanitaria que la económica?
No hay dos crisis. Las dos son importantes y las dos deben ser contempladas en un único plan de contingencia integral, capaz de identificar los distintos tipos de acciones que se pueden llevar a cabo. Solo la planificación puede conducir a una acción más rápida e integral para resolver los impactos derivados del Covid-19 y reducir los costos de hacerles frente. Estamos ante un único objetivo: dedicar todos los recursos, atención y tiempo que sean necesarios para resolver la crisis sanitaria, minimizando el impacto negativo en la economía y la sociedad.
Hablemos de la crisis económica, ¿cuál es el impacto económico esperado a nivel global?
Son pocos los estudios económicos sobre las repercusiones económicas de pandemias, sin embargo, un estudio elaborado por el Banco Mundial en 2006 ofrece algunos datos útiles. Siguiendo este modelo, una pandemia que afectara a una quinta parte de la población mundial reduciría la producción mundial en un 4%, con unas diferencias entre regiones prácticamente insignificantes, que podrían alcanzar en algunos casos el 5%. Cualquier desviación de este impacto sería considerada por el Banco Mundial una mala gestión de la crisis.
¿Podríamos hablar de similitudes con la crisis del 2008 o no tiene nada que ver tanto en sus efectos como en sus consecuencias?
En absoluto, como le digo la actual crisis está provocada por un virus y la anterior por las hipotecas subprime en EEUU. Además, ambas afectan a diferentes ámbitos geográficos y de actividad. A modo de comparación, el impacto inicial de la crisis de las hipotecas subprime sobre el PIB mundial fue una contracción del 0,1%, con un retroceso del 3,4% en las economías avanzadas, pero un avance del 2,9% en las economías emergentes. Esta vez será mayor. En aquel entonces el sector más perjudicado fue el financiero. En esta ocasión los sectores económicos más afectados seran hostelería, restauración, transporte y comercio.
"No hay dos crisis, la salida a la crisis sanitaria y la económica requieren un plan de contingencia integral"
Las cifras sobre los negativos efectos económicos son mareantes. ¿Podría avanzar algunos datos sobre sectores productivos de Baleares como turismo o comercio?
El cese de actividad motivado por el estado de alarma declarado el 14 de marzo ha ejercido durante las tres primeras semanas un impacto directo negativo de 355 millones de euros sobre el producto interior bruto de las islas, la mayor parte de los cuales corresponden con la rama de hostelería y restauración (41%) y las ramas de trasporte y comercio (12,5%). Estas cifras no hacen sino confirmar que Baleares por su dependencia turística, por el hecho de que la pandemia llega justo con el arranque de la temporada, pero también, por la mayor presencia de pymes y nuestra elevada tasa de empleo temporal y empleo no estándar será de las comunidades más afectadas.
¿Podemos cuantificar pérdidas en el sector turístico?
En estos momentos es precipitado, pues los economistas diferenciamos dos etapas en esta crisis: una de emergencia y otra de contingencia. Ahora estamos todavía en la primera etapa, en la que una parte importante de nuestra actividad está “en pausa”. Se trata de una situación artificial, no se pueden tomar los parámetros actuales como referencia. Hasta que no dejemos atrás la fase de emergencia y observemos la capacidad de normalización de cada sector no se podrá avanzar una cifra. De hecho, todos los organismos internacionales, consultoras, auditoras y analistas contemplan varios escenarios.
¿Cómo se levanta un sector turístico tan castigado como el Turismo en las islas?
En primer lugar, es muy importante comprobar que las medidas de resistencia que se han articulado durante esta fase de emergencia (confinamiento), orientadas a resistir el shock han dado resultado. Me refiero a las políticas de asegurar la liquidez y de flexibilizar y aplazar obligaciones salariales, tributarias… Las empresas que eran solventes antes del 14 de marzo, día en que se declaró el estado de alarma, deberían seguir siéndolo cuando finalice la fase de emergencia.
En segundo lugar, entrados ya en la fase de contingencia, las medidas de resistencia deben ir perdiendo protagonismo en factor de políticas proactivas, de recuperación y de reformulación. Sería un error ampliar el protagonismo de las medidas de resistencia o reactivas más allá de la fase de emergencia.
¿Está sugiriendo que hay margen de reacción?
Estoy sugiriendo que hay que explorar todas las posibilidades, incluso las más insospechadas. Hay que levantar la vista. Que estemos todavía en la fase de emergencia de la pandemia no significa que no tengamos que estar elaborando planes y procedimientos de contingencia. De momento, no los veo. Le pondré un ejemplo: las erupciones de 2010 en Eyjafjallajokull en Islandia, causaron el mayor cierre del espacio aéreo europeo desde la Segunda Guerra Mundial. Hoy este hito ya ha sido superado por el Covid-19. En aquel entonces, los efectos de 8 días de cierre se extendieron al turismo y a la producción en general y causaron un impacto de 4.700 millones de dólares. Hoy esta cifra también ya ha sido superada por el Covid-19. Pero lo que me interesa es que la gestión de la crisis de Eyjafjallajokull fue ampliamente considerada un fiasco político por ser puramente reactiva. La planificación de contingencia (no de emergencia) frente a los efectos del Covid-19 necesita también de una actitud proactiva. Hay que convertir a Baleares en un territorio seguro, innovador con capacidad de anticipar las derivadas de esta crisis y convertirlas en oportunidad. En este momento es importante reflexionar no sólo sobre las medidas reactivas a corto plazo, sino también sobre las medidas de recuperación y reformulación. Estas deben empezarse a diseñarse ahora para que puedan ser efectivas cuanto antes. El tiempo de confinamiento es un tiempo precioso que hay que aprovechar.
"Es momento de reflexionar sobre las medidas de recuperación y reformulación en el sector turístico"
¿Qué diferencia hay entre las políticas de ‘recuperación’ y de ‘reformulación’?
Las políticas de recuperación, aspiran, como su nombre indica a recuperar, cuanto antes, los niveles pre-crisis en materia de PIB, empleo, empresas… Es la política que aplicamos para salir de la última crisis. En esta ocasión, sería una lástima no incorporar políticas de reformulación, capaces de modificar la trayectoria de crecimiento del sector turístico, en particular, y de la economía balear, en general. Antes de la Covid-19, el sistema turístico balear estaba inmerso en un proceso de reformulación estratégica. Ahora, la Covid-19 puede ser nuestro mejor acelerador para forjar un nuevo liderazgo turístico. La Covid-19 nos impone restricciones de volumen. Aprovechémoslas para transitar del volumen al valor.
También podría ser nuestro principal freno…
Cierto, como le decía. Todas las opciones están abiertas. Incluso, en una crisis severa, como esta, los actores pueden decidir apropiadamente que tiene pocas alternativas y que solo cabe apelar a alguna forma de protección. Al hacerlo, hay que tener en cuenta que está creando un reclamo sobre el estado, que deberá cumplirse, y que, por lo tanto, deberá financiarse.
Siempre se ha dicho que el secreto de una gran estrategia empresarial es saber diversificar. ¿Está sugiriendo que Balears debería repensar su modelo económico y productivo tras esta crisis?
Sí. Antes de la Covid-19 esta reflexión que usted hace estaba sobre la mesa. De hecho lleva 20 años sobre la mesa. Y le diré más, no siempre con buenos diagnósticos. Hay una hipertrofia de opinión económica en Balears que impide que avancemos en este camino. La diversificación bien entendida puede ser una buena vía de transformación para Balears, pero diversificar no significa únicamente que un sector gane o pierda protagonismo frente a otro. Lo que hay que asegurar es que la economía se oriente hacia sectores con capacidad de generar el valor añadido que necesita esta sociedad para mantener su nivel de bienestar. No me cabe duda que el turismo es el mejor aliado para dar respuesta a las aspiraciones legítimas de esta sociedad. Pero para ello, deberemos abrir un proceso de diversificación turística. De nuevo, esto no significa únicamente que un mercado emisor gane o pierda protagonismo frente a otro o que un segmento de oferta gane o pierda protagonismo frente a otro. Tenemos mucho que ordenar antes de iniciar este proceso de transformación. Lamentablemente, como en la Covid-19 el tiempo es nuestro peor enemigo.
Numerosos sectores, especialmente pequeños empresarios y autónomos, auguran que no habrá recuperación porque el nivel de endeudamiento provocado por esta pandemia hará imposible la recuperación. ¿Lo ve usted así?
A diferencia de las crisis de 2007, la empresa balear y el sector financiero están en mejores condiciones para hacer frente a la crisis derivada de la Covid-19. Las empresas están más saneadas, son más solventes y tienen niveles de endeudamiento muy inferiores a los de la última década. Los bancos están también más capitalizados y supervisados. Salimos con ventaja frente al 2007. No así el gobierno, autonómico o central, que presentan mayor déficit presupuestario, una gran deuda pública y una Seguridad Social con déficit. No tengo ninguna duda que el mejor aliado para salir de esta crisis es la empresa.
"Con la Covid-19 hemos aprendido que la respuesta sanitaria o era social o no era. Todos en casa, con responsabilidad. La respuesta económica es también social (no individual) o no será"
¿Considera adecuadas las medidas económicas impuestas por el Gobierno central y los entes autonómicos y municipales o deberían haber sido implantadas más pronto para ayudar al empresario y a los autónomos?
Como le decía esto lo sabremos en breve. Ninguna empresa, ningún autónomo solvente debería quedar por el camino.
¿Será necesario un nuevo Plan Marshall a nivel mundial, nacional y local para recuperarnos?
Existen dos grandes políticas macroeconómicas que pueden ayudar a salir de esta crisis: la presupuestaria y fiscal y la monetaria y de tipo de cambio. La primera está en manos de cada gobierno. La segunda en manos de Europa. La primera solo tiene recorrido en España y Balears, si la UE desarrolla una política fiscal de cierta relevancia. De momento la UE no lo ha conseguido y dudo que llegue a dotar un Plan Marhall, pero avanzar en esta línea es clave para afrontar el reto actual, pues la política monetaria y de tipo de cambio tiene un recorrido muy muy corto.
Si Europa no avanza en esta línea, ¿Cuál es entonces la solución?
Forjar en cada región un partenariado público-privado, que desde un liderazgo compartido sea capaz de tejer una amplia red de confianza y de identificar los distintos tipos de acciones que se pueden llevar a cabo, así como los recursos, habilidades, políticas y procesos que serán necesarios para apoyar estas acciones. Con la Covid-19 hemos aprendido que la respuesta sanitaria o era social o no era. Todos en casa, con responsabilidad. La respuesta económica es también social (no individual) o no será.
¿Cree que así la recesión será menos dolorosa o como se dice que tomará forma de ‘V’ y no de ‘U’ o de ‘L’?
Creo que solo así saldremos reforzados de esta situación. En momentos como el actual, debemos evitar decisiones impulsivas o de excesiva complacencia, pues no hacen más que contribuir a elevar la incertidumbre y la entropía del sistema regional. Sé que estoy planteando un desafío estratégico de enorme envergadura, pero como decía John Maynard Keynes, “la tarea de los economistas sería demasiado fácil, demasiado inútil, si durante la tormenta solo podemos decir que esta será la mayor tormenta de la historia y que cuando ésta pase las aguas volverán a la calma”.
"En un momento como el actual, debemos evitar decisiones impulsivas o de excesiva complacencia"
Pero la prensa está llena de titulares en este sentido…
Sí, pero yo hoy no lo daré este titular. Primero porque no creo que aporten nada al debate en el que deberíamos estar todos inmersos: como salir cuanto antes de esta situación. Y segundo, porque debería inventármelo y yo no me invento nada. Y, tercero, y lo más importante, porque que la recesión tome forma de ‘V’, ‘U’ o ‘L’ depende de las decisiones que tomemos hoy, desde la esfera pública y privada. Todas las opciones están abiertas. Espero por el bien de todos que nos pongamos manos a la obra.
Algunos apuestan por la forma ‘Nike’…
No es más que una ‘U’ asimétrica, que converge en el escenario más optimista con una ‘V’ y en un escenario más pesimista con una ‘L’. Me quedo con el logo de Reebok, “rompamos una lanza de esperanza en este camino”. Rompamos la inercia y el statu quo.