El estado de alarma ya decretado está asustando a muchas personas. ¿Hay más miedo al virus o a los daños mentales que este ocasiona? No sólo tenemos que luchar con las personas que se encuentran en el hospital, sino con todas aquellas que han sufrido en el confinamiento o en los aislamientos, y que de nuevo volverán a encontrarse en una situación parecida.
Nuestras mentes, que habían sido machacadas entre cuatro paredes, van a vivir algún que otro altibajo más. Ahora más que nunca debemos dar voz a las consecuencias psicológicas que pueda ocasionar este segundo estado de alarma. El insomnio, la depresión, el abuso de medicamentos o los cambios en hábitos alimentarios pueden ser igual de dañinos. Como sociedad, es el momento de darle a la salud mental la misma importancia que a la física.
Irene Pardo Moyano