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'La primera cosa que necesita España es que este Gobierno cambie'
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"La primera cosa que necesita España es que este Gobierno cambie"

Por Josep Maria Aguiló
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jmaguilomallorcadiariocom/8/8/23
sábado 13 de noviembre de 2021, 06:00h

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El reconocido ensayista y escritor Xavier Pericay (Barcelona, 1956) ha publicado recientemente el libro "Las edades del periodismo" (Athenaica Ediciones). Pericay conoce dicho ámbito muy bien, pues además de publicar él mismo con regularidad en los principales medios nacionales, como docente impartió la asignatura de 'Teoría e historia del periodismo' en la Universidad Ramón Llull. De Pericay cabe destacar también su paso por la política, pues fue el portavoz de Cs en el Parlamento balear en la pasada legislatura, realizando junto con la diputada de su partido Olga Ballester una gran labor de oposición. Con posterioridad, tras un periodo de progresivo distanciamiento, Pericay se dio de baja de la formación naranja hace un año.

¿Cómo surgió la idea de este nuevo libro?

Básicamente, es un libro de encargo, que es algo que está muy bien y que además es muy habitual en el ámbito del periodismo. Este nuevo ensayo forma parte de una colección que se denomina 'Breviario', que tiene un formato muy reducido. Para convencerme, el editor me había dicho previamente que yo conocía muy bien el tema del viejo y del nuevo periodismo y que podría escribir un libro sobre esta cuestión. Es cierto que era un tema que yo dominaba, pues ya en 2009 había publicado "Josep Pla y el viejo periodismo", pero no se trataba ahora de hablar de lo mismo.

¿Y a partir de ahí?

Fue así como se me ocurrió jugar un poco con la idea de lo viejo y lo nuevo, y hablar sobre el hecho de que el nuevo periodismo no es sólo el movimiento que se inició en los años sesenta en Estados Unidos con nombres como Tom Wolfe o Gay Talese. Así, vi que lo que tenía que hacer era una mini historia del periodismo occidental, sobre todo del español, el anglosajón y el europeo. En el libro, que he escrito de una manera muy personal, intento poner en relación lo antiguo y lo nuevo.

"La autocensura ha hecho que el periodismo haya ido perdiendo poco a poco el afán por contar las cosas tal como son"

¿Cuál sería la tesis central de este ensayo?

Bueno, en el libro aparecen una serie de elementos sobre los que reflexiono, como por ejemplo la vinculación entre periodismo y tecnología, en el sentido de que el periodismo es fruto del progreso tecnológico. Además, hago referencia a la idea de que no puede haber periodismo si no hay también un negocio detrás. Asimismo, hablo de la enseñanza del periodismo y acerca de si un periodista nace o se hace. Esta es una cuestión que ya hace un siglo estaba muy viva en España, si bien las primeras escuelas de periodismo no se crearon en nuestro país hasta los años cincuenta. Todos esos temas son recurrentes a lo largo de la historia. Otro tema recurrente es el de la censura.

¿Diría que hoy hay aún censura?

Yo hablaría más bien de autocensura. A veces, incluso cuando un periodista puede escribir sobre lo que sea, se impone él mismo unas limitaciones, que tienen que ver por ejemplo con el lugar donde escribe. Normalmente, ese periodista acaba asumiendo una determinada cultura del diario donde trabaja o del propio oficio. Eso hace que ante algún tema concreto dicho periodista no vea a veces las cosas como realmente las vería, sino que se adapte a la manera de enfocar las noticias del medio en el que escribe. Esa limitación, esa censura, se ha dado siempre. De hecho, en mi libro cito un artículo que Wenceslao Fernández Flórez escribió en 1916 en el que ya explicaba todo esto muy bien.

En el libro habla usted también, por otra parte, de la importancia del género del reportaje...

Efectivamente. Hablo del reportaje como gran generador de una nueva forma de hacer periodismo. En nuestro país, a principios del siglo XX, cabe destacar en ese sentido la figura de Manuel Chaves Nogales. A través de la prensa, Chaves Nogales hizo el cambio de un periodismo que hasta entonces era sobre todo informativo y opinativo a un periodismo mucho más interpretativo, en el que se pisaba la calle, se buscaban las cosas y se viajaba. Esto último está vinculado a la fascinación que ya en los años veinte había por la aviación. En el caso concreto de Chaves Nogales, ya desde muy joven empezó a viajar en avión para moverse por el mundo y para explicar lo que pasaba fuera de España. Desgraciadamente, ese elemento de cambio quedaría fatalmente interrumpido por la Guerra Civil, ya que muchos periodistas se exiliaron o murieron.

"El Govern se ha convertido en estos momentos en el principal empleador de periodistas de la comunidad"

¿Qué ocurrió tras la Guerra Civil en el ámbito periodístico?

Ya durante la Guerra Civil se había entrado en una fase de censura, que se prolongó durante el franquismo, algo que sólo cabe lamentar. Pero aun así, como le comenté hace un momento, pienso que la autocensura es todavía mucho peor. La censura clásica es como mínimo consciente y visible, incluso legalmente visible, mientras que la autocensura es inconsciente. La gente se autocensura porque se va haciendo un poco a la idea de cómo ha de pensar. Esa autocensura ha hecho que el periodismo haya ido perdiendo poco a poco el afán por contar las cosas tal como son. Eso es para mí lo más grave, pues lo que se espera de un periodista que se dedica a informar es que nos explique la verdad, qué ha pasado y cuáles son los hechos, pero a veces eso no se hace hoy así.

¿Cómo ha influido la aparición de Internet en la situación que describe?

Yo diría que Internet ha cambiado todos los referentes. Paralelamente, las redes sociales son hoy como una especie de selva en donde todas las opiniones se mezclan y en donde aparecen informaciones que la mayor parte de las veces son falsas, están trufadísimas de mentiras o cuentan medias verdades. Eso es lo más peligroso, porque la gente da por hecho cosas que no han pasado o que a veces han sucedido justo al revés.

Es una situación compleja...

Cuando lees un diario, escuchas una radio o ves un informativo en la televisión, normalmente partes de la premisa de que te contarán la verdad. En cambio, cuando navegas por Internet o buscas una cosa en las redes sociales, lo que has de dar casi por hecho es justo lo contrario, es decir, que lo que te contarán será probablemente una mentira. En ese contexto tan complejo, el periodismo sigue siendo un elemento absolutamente necesario de control en una sociedad democrática. Vivir sin periodismo, sin información y sin libre opinión equivale a vivir en una sociedad totalitaria, no en una sociedad abierta.

"La política activa y el hecho de estar en un partido es una fase que se acabó, que me enseñó mucho, pero que ya está acabada"

¿Cómo ve el futuro inmediato de la profesión periodística?

Todo el mundo está de acuerdo en que el periodismo es necesario, pero por desgracia ahora mismo hay una gran precariedad laboral. En el caso de Baleares, esta situación ha contribuido a que el Govern sea en estos momentos el principal empleador de periodistas —sonríe—. Además, al Govern le interesa que los periodistas estén ahora en ese lado y no al otro lado, sobre todo los que considera buenos periodistas o más o menos afines. Por otra parte, teniendo en cuenta la actual inestabilidad, no se le puede pedir a un periodista que diga que "no" si se le hace una oferta desde alguna institución, algo que además le supondrá una continuidad laboral durante cuatro años como mínimo.

¿Qué valoración hace de esa circunstancia?

Para mí, sólo es periodista el que está al otro lado, no el que está en un gabinete de comunicación de una institución, un partido o una empresa. Los periodistas que trabajan en un diario, en la radio o en la televisión son los que tienen la obligación de explicar lo que pasa, no lo que les dicen que pasa. En cualquier caso, también es cierto que los periodistas que están en los medios de comunicación agradecen que haya compañeros suyos en las instituciones, porque como mínimo tienen unos interlocutores que saben cómo funciona todo.

¿Se puede hacer algo para mejorar esta situación?

Bueno, los propios periodistas se han ido acomodando a todo esto, pues es mucho más fácil ir a una rueda de prensa o que te envíen el dossier de prensa a la redacción, que tener que pasar horas contrastando la información, investigando si eso que te están diciendo es verdad o averiguando si faltan por explicar cosas sustanciales. La acomodación es hoy un problema, pues en esta profesión es fundamental que el periodista busque siempre el máximo de información sobre cualquier asunto. Por desgracia, en las circunstancias profesionales actuales eso se hace ya poquísimo, tanto en los medios nacionales como en los locales.

El panorama no es muy halagüeño...

Otro elemento a tener en cuenta es que el periodista que hoy decide ir un poco más allá informativamente, a lo mejor puede ver peligrar por ello su propio puesto de trabajo. En ese sentido, podemos entender quizás un poco mejor que la gente que se dedica a este oficio se vaya acomodando. Sin embargo, no es así como debería ser el trabajo de un periodista. Para mí, esto que describo es hoy lo preocupante, porque no podemos prescindir del periodismo en una sociedad democrática y liberal. El periodismo es fundamental.

"No diría que Ciudadanos haya sido un fracaso, pues es un proyecto que sigue teniendo sentido. Otra cosa distinta es si, en las condiciones actuales, tiene alguna posibilidad de consolidarse"

¿Qué balance hace en la actualidad de su paso por la política?

Yo diría que me ha quedado una sensación agridulce. Fueron unos años muy interesantes, como expliqué en mi libro "¡Vamos?" —sic—, que eran unas memorias políticas de aquel periodo. Viví muchas cosas buenas, si bien hubo también cosas malas. La política me permitió conocer mucho mejor la naturaleza humana de lo que ya la conocía —sonríe de nuevo—. La verdad es que la política y la actualidad siempre me han apasionado y me siguen interesando hoy mucho, por eso tengo un poco esa necesidad de escribir artículos semanalmente y por eso sigo publicando libros. Esto no cambiará nunca.

¿Volverá alguna vez a la política activa?

La política activa y el hecho de estar en un partido es una fase que se acabó, que me enseñó mucho, pero que ya está acabada. Lo digo sin pesar. Es cierto que me supieron mal determinadas cosas, pero no por mí, sino por el partido en el que militaba, que además yo había ayudado a fundar. Pero las cosas son como son y se han de aceptar de ese modo. Aun así, me parece muy respetable que haya gente que todavía considere que un determinado proyecto político tiene sentido y que por tanto siga allí.

¿Por qué cree que históricamente los partidos centristas no acaban de cuajar en España?

La experiencia más reciente nos hace pensar quizás en un cierto fatalismo. En el caso de Cs, no diría que haya sido un fracaso, pues es un proyecto que sigue teniendo sentido. Otra cosa distinta es si, en las condiciones actuales, tiene alguna posibilidad de consolidarse. A ello añadiría que en España el liberalismo es algo que no se defiende o que se defiende poco con los partidos tradicionales. En estos momentos, en la izquierda el liberalismo no se defiende nada y en el centroderecha se defiende poco. Italia sería otro ejemplo análogo en ese sentido. En cambio, en los países del centro y del norte de Europa hay una cultura política diferente, mucho más favorable al pacto, algo que aquí se ve hoy como un imposible.

"Me ha quedado una sensación agridulce de mi paso por la política, pues viví cosas buenas y cosas malas"
Es cierto, sí...

Además, en España hay un componente que nos singulariza mucho, que son los nacionalismos periféricos. Dichos nacionalismos son un elemento de desestabilización permanente, porque al final el Estado se convierte ya casi sólo en una especie de repartidora que, precisamente a causa de las exigencias nacionalistas, no puede hacer realidad el concepto de justicia igualitaria y redistributiva. La experiencia de los nacionalismos en España, especialmente del catalán y del vasco, es absolutamente funesta en estos últimos años, porque son de una gran deslealtad respecto del Estado y también de la Transición. La manera como han abusado de su posición es incluso obscena. En ese sentido, Cs sigue siendo un proyecto necesario, porque el nacionalismo es uno de los principales problemas que tiene España.

¿El espíritu moderado de la denominada tercera España es hoy posible en nuestro país?

Yo espero que sea posible en un futuro, pero ahora no es posible. En este momento, con el Gobierno que tenemos, eso es imposible. La primera cosa que necesitan España y muchas comunidades autónomas, entre ellas Baleares, es que este Gobierno cambie y que se entre en una fase en que la moderación sea posible. Para que fuese posible una tercera vía, también en el periodismo, necesitaríamos que hoy hubiera un tipo de política diferente. Así, haría falta una política que no fuera de bloques ni de enfrentamiento, sino de moderación y de sentido común, con la voluntad de tratar a las personas como adultos. Aparentemente, no debería de ser algo tan difícil de conseguir.

¿Y por qué no se logra ese objetivo?

Bueno, cuando intentas convencer a la gente a partir de criterios racionales, todo es mucho más complicado. Lo más fácil es poner en juego las emociones y dejar de lado los razonamientos. Esto último es lo que fatalmente pasa en estos momentos en todo el mundo y aquí especialmente. Para que eso dejase de ser así en nuestro país, sería necesario un cambio drástico en el deficiente sistema educativo actual, pues la educación es el primer estadio a partir del cual se puede formar a los futuros ciudadanos.

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