“Pero, ¿y qué pasa si no hay acuerdo? Que el próximo mes de noviembre habrá nuevas elecciones. Y si eso es así, ¿qué? Pues que empieza todo otra vez. Ponemos el contador a cero, borramos el disco duro para dejar espacio de almacenaje y nos sentamos frente a la caja boba para retroalimentarnos de nuevo. Tanto da lo que haya pasado. Poco importa la incapacidad de unos o las posibilidades de otros.”
Así terminaba un artículo el pasado mes de julio, pasado el bochorno de la anterior sesión de investidura y, desgraciadamente, se ha cumplido la hipótesis. ¡Prepárense!
Lo cierto es que ya tenemos fecha, el próximo 10 de noviembre habrá elecciones.
Al final, uno se da cuenta de que lo único que une de verdad a la izquierda es el Partido Popular. Lo hicieron para echar a Mariano Rajoy de la Moncloa y, desde entonces, nunca más. Para nada; ni para aprobar ni para derogar una ley, ni para sacar adelante unos presupuestos, ni, obviamente, para formar gobierno. La incapacidad por antonomasia.
Me hace gracia que se culpe a cuatro de los líderes de este fracaso y no únicamente al culpable real (o a todos los del arco parlamentario, sin distinción). Pero lo que resulta realmente curioso es que se culpe al Sr. Casado. Sus escaños eran insuficientes para formar un gobierno de centro-derecha y, obviamente, nunca iban a servir para hacer presidente al impulsor de la moción de censura, y no sólo por eso, sino porque la deriva socialista, capaz de pactar con los herederos de ETA y con los golpistas catalanes para conseguir una silla, hace totalmente imposible que la gente con dos dedos de frente entienda este despropósito.
Es por eso que conviene poner una cruz roja sobre el rostro adecuado. No seré yo quien defienda al Sr. Iglesias, pero si es cierto todo lo que se ha contado el gran culpable de que España tenga que ir de nuevo a las urnas y (mal) gastar 170 millones de euros más para (posiblemente) llegar a un escenario parecido es, sin duda, el Sr. Pedro Sánchez.
Hay una gran diferencia entre la situación en la que se encontró el Sr. Rajoy (el tiempo lo pondrá en su lugar, no me cabe la menor duda), dónde los partidos de la oposición bloquearon cualquier acuerdo de investidura y la situación en la que se ha encontrado el líder socialista, en la que era él el que no se ha querido poner de acuerdo con ninguno de todos los que le han ofrecido un pacto. Parafraseando al expresidente: “si usted no quiere pactar con nadie, ¡el problema es usted, Sr. Sánchez!”
Pero como la cita con las urnas ya es inevitable, y dudo que se haya calculado bien el hartazgo de los votantes, sería interesante que hiciéramos todos un último esfuerzo. Y no por los políticos de turno; en ningún caso, sino por nosotros, para evitar más elecciones y que se pueda formar un gobierno lo antes posible. Un gobierno estable que permita que el país no caiga en otra crisis, que pague lo que se le debe a las diferentes comunidades autónomas y que, por supuesto, no nos quite el 75% del descuento de residente, entre otras muchas cosas.
Y, ¿a qué me refiero con un esfuerzo? Pues a que vayamos a votar y votemos con conciencia (cada uno la opción que más se ajuste a sus ideas).
“Pero, si yo hago un esfuerzo, los diferentes partidos, ¿qué esfuerzo deben hacer también?” Pues razón tiene. Hubiera sido idealque los que históricamente han sido incapaces de sacar un escaño, no se presentasen y hubieran permitido que esos votos que obtenían y se iban al cubo de la basura se concentraran en opciones viables de gobierno. No era sencillo, lo sé. Pero los escaños en una comunidad como las Baleares se mueven hacia un lado o a otro por 4.000 o 5.000 votos y era momento de aunar los esfuerzos.
Pero MÉS y Más País (el nuevo partido del viejo Errejón) se presentarán a los comicios. Veremos si esos votos sirven para algo o, como he pronosticado, se perderán. El PI ha optado por no presentarse. VOX solo presentará “a un candidato al Senado por provincia para concentrar el voto y aumentar las posibilidades de VOX en la Cámara Alta”; en las pasadas elecciones no consiguió ni un solo senador en toda España. C’s, cuatro. Se malgastaron cientos de miles de votos.
Siento deciros que unas elecciones son matemática pura. Hay votos que suman y otros que indirectamente sumarán a tu rival. Piensa dónde irá a parar el tuyo.
Si se tiene que convencer a un electorado hasta el moño de votaciones de que otro domingo más pierda un rato de su vida en desplazarse hasta un colegio electoral, coja dos papeletas, marque dos cruces en una de ellas y haga cola para finalmente ejercer su derecho a voto, hará falta algo más que unas siglas. Y lo de la gestión está muy bien, pero ahora es necesario tocar el alma e ilusionar.
Y es por eso que a los partidos hay que pedirles también ese último esfuerzo: arriesguen, motiven a sus votantes, ilusiónenlos, hagan que se sientan orgullosos y les vuelvan a defender en el bar o en la cena con los amigos, consigan que el próximo 10 de noviembre vayan todos a votar, que convenzan a la abuela o al nieto de que ese día ejerzan su derecho a voto, que los desplazados voten por correo pese al engorro del sistema, y que los descontentos, o bien vuelvan a dar un voto de confianza a los suyos o cambien el voto como castigo, pero que voten.
Y como diría vuestro Presidente en funciones: voten bien.
Javi Bonet. Profesor del Master de Márketing de Eserp, Escuela de Negocios
Candidato al Senado por el Partido Popular