Su fiesta: la pesadilla de los vecinos. Residentes de Platja de Palma y s'Arenal denuncian, por enésima vez, la falta de contundencia policial contra los grupos de estudiantes -muchos de ellos menores de edad- que generan ruidos todas las noches, en la playa y en calles de segunda y tercera línea. "Es imposible dormir".
La historia no es nueva: verano tras verano, los grupos de jóvenes quedan por las noches para beber en la arena. La novedad este año es que la Policía Local de Llucmajor está aplicando a rajatabla la prohibición de consumo de alcohol en la playa por lo que "el problema" se ataja en la zona pero no desaparece del todo: simplemente se desplaza al lado de Palma. "Se trasladan cien metros más allá o calles adentro y luego, de vuelta a sus hoteles, despiertan a todo el vecindario con sus cánticos", denuncian residentes de primera y segunda línea de playa.
Y no solo a pie de calle: las terrazas de los hoteles son otro foco de problemas. "Se juntan para hacer botellón y las conversaciones tornan en gritos. Más ruido, más arriba".
Los vecinos llevan años advirtiendo que no solo se trata de molestias a residente sino que éste es un tema de verdadero deterioro de la salud pública. Insomnio, ansiedad, depresión... Enfermedades que a la larga aparecen en usuarios expuestos a ruidos durante las horas de -supuesto- descanso.
"Además, ¿quién gana con este tipo de turismo? Este perfil perjudica tremendamente la apuesta por un modelo de calidad. La fidelización de otro tipo de turistas más respetuosos y económicamente más rentables para el sector se hace imposible".