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Suspenso general

domingo 09 de junio de 2024, 04:00h

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Ha terminado el curso y la campaña electoral. Mañana solo se hablará de los resultados. Todos los partidos dirán que han ganado. Todos dirán que empieza una nueva época, en la que cambiarán las cosas en Europa, España y en nuestro caso Baleares. Todo será mentirá. No cambiará nada. Al contrario, se consolidará la actual crisis existencial de los grandes partidos, de los independentistas, de los nacionalistas y de los extremistas. Todos hablarán del auge de la derecha y sus extremos. Todos hablarán de la caída de los socialistas y sus extremos. Y todo seguirá igual. Sé que me arriesgo a escribir mi pensamiento, antes de conocer los resultados de las elecciones. Pero por ello me siento libre y critico todo lo que me ha asqueado estos últimos 30 días. Jamás, repito, jamás había vivido una época tan abrupta en España. Nunca se había llegado a los extremos que han dejado las páginas más sucias del parlamentarismo. Lo del Congreso, del Senado y del Parlament de les illes Balears, ha sido de vergüenza. Como profesor universitario debo suspender a todos los que me representan. Los diputados, senadores y políticos que han decidido demostrar que, por encima de sus opiniones, creencias y valores, lo que importa es acabar con el enemigo político. A costa de destrozar vidas particulares, historia social y méritos empresariales. Hay muchos políticos, con nombre y apellidos, que trabajan por el bien común de todos los españoles. Incluso, los que rechazan la idea de la nación española, la Constitución y nuestro modelo de democracia. Yo me eduqué en política durante la transición. Aprendí, que lo importante es que todos puedan expresar sus opiniones y defender sus ideas en los parlamentos y ayuntamientos, Si no te gusta lo que dicen no les votes. Pero siempre hay que defender su derecho a participar de la democracia. Aunque me duela y me moleste. Por eso, digo, que la mayoría de partidos políticos no son democráticos. Ni en su organización interna, ni en su discurso. Muchos no tienen ninguna ideología, más que la del dinero fácil y el poder. Están en política porque se sienten importantes. No saben que es el servicio público, ni les interesa. Solo interesa estar cerca del que va a mandar. Por eso, la filosofía del banderín de enganche. Subirse al carro de la victoria, y a chupar, que son dos días. Desde Napoleón, Europa ha intentado seguir sus enseñanzas sobre cómo debe ser el Estado. La revolución americana, y las posteriores en Sudamérica, mostraron el camino de la diversidad dentro de la unidad nacional. Pero también consolidaron la fuerza de las armas y del terror de Estado. Ahora, España, aporta una nueva visión de la democracia en la que todo el que no piense como yo, debe ser eliminado. Y ojo, ese es el gran problema que vamos a padecer. Inmigración, educación, sanidad universal, vida laboral, juventud, tercera edad, mercados interiores y exteriores, acuerdos con terceros países y lo que más nos preocupará a los ciudadanos de a pie: la delincuencia organizada, el terrorismo y la guerra. Mañana, lunes, todo seguirá igual. Mientras no vaya a peor. Pero ya lo advirtió Murphy, si algo va mal, puede ir a peor.

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