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La mayoría de edad, obstáculo para jóvenes en proceso de reinserción

sábado 16 de junio de 2012, 10:45h

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La directora de la Fundación de Solaridad Amaranta-Adoratrices, Pilar Casas, ha advertido de las dificultades por las que pasan los jóvenes integrados en proyectos de reinserción social una vez que estos alcanzan la mayoría de edad: “Son gente con problemas familiares graves que, una vez cumplen los dieciocho años deben abandonar el proyecto y no tienen el apoyo de nadie. La tutoría de estos jóvenes corre a cargo del IMAS (Consell) que nos delga la guarda y custodia a los centros pero cuando cumplen la mayoría de edad, dejan de tener apoyo alguno” y añade: “Es como si estuvieras en casa, con la seguridad que ello proporciona y que un día, de pronto, te dicen 'coge tus cosas y fuera', sin tener el apoyo de nadie”.

Una difícil situación en la que se encuentran unos 25 chicos y chicas integradas en programas de este tipo actualmente y que hace peligrar todo el trabajo previo que se ha hecho con ellos a lo largo de años y que pone en una situación muy delicada a los jóvenes y su proceso de reinserción.

Casas explica que cada año se producen 10 ó 12 casos en las islas. La Federación de entidades para la Atención de la Infancia y la Adolescencia de Baleares (FEIAB) “intentan paliar la situación mediante los llamados pisos de emancipación, en el que los jóvenes que llegan a la mayoría de edad pueden permanecer hasta un máximo de 18 meses. Durante este tiempo los jóvenes estudian o trabajan para conseguir un mínimo de ahorros para que una vez deban abandonar el centro puedan independizarse en una vivienda propia”.

Casas dice que una vez cumplido este periodo deben abandonar el centro y lo hacen “sin una estructura y sin una familia que les ayude, como sí tienen la mayoría de otros jóvenes, y lo que es más grave, sin puntos para poder acceder a una vivienda del Ibavi. Hoy los pisos están llenos y la falta de apoyo hace que no se cumplan las condiciones para que estas personas se hagan mayores con un mínimo de calidad de vida”.

La consecuencia de esto es que recaen en hábitos de los que se les ha intentado apartar o vuelven a un núcleo familiar -porque el contacto con la familia no se corta nunca del todo- que está desequilibrado o donde las conductas imperantes no son las más adecuadas. Un paso atrás en su proceso de recuperación.

Para la directora de la Fundación Amaranta-Adoratrices, esta situación debería subsanarse con el apoyo de las instituciones: “con la del Govern, creemos nosotros. En comunidades como Cataluña, País Vasco o Galicia se está haciendo ¿Por qué no puede hacerse lo mismo aquí?. Se tiene que garantizar el acceso de estas jóvenes a los recursos de apoyo que tiene la población y eso, no está sucediendo”.

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