El domingo 5 de abril comienza oficialmente la Semana Santa de 2020, que pasará a la historia, se quiera o no, como la Semana Santa del coronavirus. La irrupción de la pandemia del Covid-19 dejará sin procesiones ni ningún otro tipo de celebración presencial a feligreses, cofrades, penitentes y también a ciudadanos que sin profesar un marcado sentimiento religioso siguen habitualmente, cada año, las convocatorias asociadas a este momento neurálgico del año litúrgico.
Todas estas limitaciones no implican, sin embargo, que la comunidad católica haya renunciado definitivamente a las celebraciones de Semana Santa. De hecho, en el Vaticano, epicentro del poder en esta confesión, se está calibrando la posibilidad de que algunos de los actos más representativos, como las procesiones, puedan tener lugar más adelante, posiblemente después del verano.
La estimación es que en esa época el virus que en tan gran medida ha alterado y afectado la vida, religiosa o no, en el conjunto del planeta, habrá dejado de ser una amenaza inmediata para la salud de las personas, si bien los científicos ya han alertado en diferentes ocasiones sobre la conveniencia de no perder de vista los efectos de un posible segundo brote el próximo invierno.
SEPTIEMBRE, EN EL HORIZONTE
Aun así, las fechas propuestas por el Vaticano mediante la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, al frente de la cual se halla el cardenal originario de Guinea-Conakri Robert Sarah, quedarían fuera, teóricamente, del campo de acción de esta reactivación de la curva. Desde Roma, se están manejando como opción más plausible las fechas del 14 y el 15 de septiembre, una época en que suele reinar el tiempo soleado, las temperaturas son todavía elevadas sin resultar tan agobiantes como en julio y agosto, y que cuenta con un cierto margen temporal respecto al inicio de la temporada de la gripe estacional.
Sin embargo, este cambio de fechas no resolvería, en caso de obtenerse el visto bueno de la Curia del Vaticano, la totalidad del problema, porque, como se ha encargado de advertir el propio cardenal Sarah, determinadas ceremonias exigen que su celebración tenga lugar dentro del calendario tradicional. Y así será también este año, a pesar de que deban llevarse a cabo sin la presencia de los fieles.
EL DECRETO DE LA SANTA SEDE
En el nuevo decreto promulgado por la Santa Sede hace escasos días, que viene a actualizar las disposiciones promulgadas en semanas precedentes, se sentencia muy claramente que “la festividad de la Pascua no puede ser trasladada” de fecha bajo ningún concepto, y que, en consecuencia, en aquellos territorios, como es el caso de España, en que se hallan vigentes medidas relativas a la restricción de movimientos de los ciudadanos, los obispos y presbíteros deberán optar obligatoriamente por “la celebración de los ritos litúrgicos de Semana Santa sin la presencia de los fieles, evitando la concelebración y omitiendo el saludo de la paz”.
En este contexto, los feligreses deberán ser avisados, como se indica en las disposiciones del Vaticano, “de la hora de inicio de las celebraciones para que puedan unirse a las mismas desde sus propios domicilios”. Como resulta evidente, Roma es partidaria de sacar provecho tanto de las posibilidades de conectividad que ofrecen hoy en día las nuevas tecnologías, como de los medios de comunicación, a los que consideran unos vehículos indispensables para que la población católica pueda acercarse a las tradiciones religiosas de Semana Santa “en las mejores condiciones y circunstancias posible”, teniendo en cuenta las limitaciones de la coyuntura actual.
DOMINGO DE RAMOS
El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, ha dirigido una carta a los integrantes de la comunidad católica de la isla para comunicarles la forma en que se podrán celebrar los diversos actos de Semana Santa en la isla durante estos días de confinamiento obligado, en el que las iglesias permanecerán cerradas.
El itinerario expuesto por Taltavull abarca desde el Domingo de Ramos del 5 abril hasta el Día de Pascua de Resurrección del 12 del mismo mes. En cuanto al Domingo de Ramos, el obispo señala que la conmemoración se realizará en el interior del templo y siguiendo la tercera forma prevista en el Misal: entrada sencilla y sin bendición de los ramos. Esta celebración tendrá lugar en la Catedral de Palma y será retransmitida por la televisión autonómica.
MISA CRISMAL
La siguiente cita coincidirá con el Miércoles Santo, que comprende la Misa Crismal y la consagración de los aceites. La ceremonia se desarrollará también en la Catedral, presidida por el obispo, a quien en esta ocasión acompañarán únicamente dos sacerdotes en representación de todo el presbiterio. Los fieles tendrán la oportunidad de seguir la celebración a partir de las 19 horas, vía streaming (ib3.org/directe). Estas restricciones han obligado a trasladar a más adelante el habitual homenaje a los sacerdotes y diáconos que celebran las bodas de plata y oro de su vocación, y que tiene lugar tradicionalmente durante la Misa Crismal.
JUEVES Y VIERNES SANTO
El Jueves Santo, fecha de la Misa de la Cena del Señor, adquirirá un formato más sencillo que en otros años, con la supresión del lavatorio de los pies y de la procesión con la que finaliza la celebración litúrgica. IB3 retransmitirá esta misa, desde la Catedral, a las siete de la tarde.
Al día siguiente, Viernes Santo, el protagonismo se centrará en la lectura de la Pasión, la adoración de la Cruz y la oración universal. La adoración de la Cruz con el beso será realizada únicamente por el sacerdote celebrante. El acto se iniciará a las 19 horas en la Seu, y podrá visionarse por streaming (ib3.org/directe).
La recomendación que expresa el obispo de Mallorca en su carta es que “a lo largo de este día penitencial, se tenga algún momento pausado de oración, además de la Liturgia de las Horas, reflexionando las 7 palabras de Jesús en la Cruz o la práctica del Via Crucis”. Taltavull aconseja a los feligreses que coloquen una cruz en un lugar visible de la casa, y enciendan una vela o una lámpara como signo de oración por los enfermos y los difuntos.
VIGILIA PASCUAL Y DOMINGO DE PASCUA
En torno a la Vigilia Pascual del sábado 11 de abril, el máximo representante de la Iglesia católica en la diócesis expone que los fieles han de proceder al encendido del cirio y, omitida la procesión, se proclamará el pregón pascual, al que seguirá la Liturgia de la Palabra.
En la liturgia bautismal, sólo se renovarán las promesas bautismales, y dado que no habrá participación de los feligreses, Taltavull destaca que se suprimirá el rito de bendición del agua y la aspersión del agua bendita. Posteriormente continuará la liturgia eucarística. También la Vigilia Pascual se retransmitirá por streaming, desde la Catedral de Palma, a las 21.30 horas.
Finalmente, la celebración del Domingo de Pascua de Resurrección, que pondrá punto y final a esta atípica Semana Santa de 2020, podrá ser seguida a través de la televisión autonómica, a las 10.30 de la mañana. El obispo propone en su misiva que, después de la misa, a las 12 del mediodía, “suenen las campanas de todas las iglesias de la diócesis, como anuncio de la Resurrección del Señor y como gesto de solidaridad, consuelo y esperanza para todos los hermanos y hermanas que todavía sufren el azote de la enfermedad del coronavirus”.