Rodríguez lanza a Sandra Fernández de candidata a Cort y "pasa" de Isern

Las relaciones del presidente del PP-Palma, José María Rodríguez, y del alcalde Mateu Isern son prácticamente inexistentes, de vacío absoluto. Este sentimiento se ha transmitido al conjunto de concejales rodriguistas, comenzando por el teniente de alcalde, Alvaro Gijón, que también le hacen el vacío más absoluto a la primera vara. Guardan las formas en el pleno, delante del público y de la oposición, "pero poco más". Rodríguez ya ha tomado la decisión de promover a Sandra Fernández, consellera de Bienestar Social, como candidata a alcaldesa de Palma la próxima primavera. Tal es la relación de frialdad rodriguistas-Isern, que éstos "pasan" literalmente del hecho de que el actual alcalde podría presentar su dimisión antes de las elecciones. Ya tienen calibrada esta posibilidad que "en ningún caso trastocaría sus planes". Sandra Fernández es la actual compañera sentimental del teniente de alcalde Alvaro Gijón y mantiene su acta de regidora. Isern "ha ido por libre", según los rodriguistas, y eso ha determinado su arrinconamiento político. Mientras, el presidente José Ramón Bauzá mira el desarrollo de los acontecimientos desde la barrera. No tiene ninguna intención de actuar. No siente ninguna simpatía por Isern. También ha tirado la toalla en sus primitivos intentos de limar y limitar el poder de Rodríguez. Mira el espectáculo desde la distancia e, incluso, la impotencia. Si todo sigue como hasta ahora, el rodriguismo no mostrará hasta septiembre la carta Fernández y dejará que la fruta madura Isern caiga por sí sola y anuncie por su propia boca que no se presentará a la reelección. El rodriguismo no derramará ni una sola lágrima. Cada vez está más extendida la sensación de que el PP-Palma es el auténtico motor del partido en el conjunto de Mallorca. Su cohesión y nervio contrasta con la languidez de las organizaciones de la Part Forana. Nadie se atreve a enfrentarse a sus decisiones. Y mucho menos el Govern Bauzá. Los rodriguistas funcionan  como una organización donde los impulsos de las bases se traducen en las decisiones de la cúpula, "de abajo a arriba", todo lo contrario que el resto del PP. "Por eso son imbatibles".