Una buena prueba de las dificultades que encontrará Pedro Sánchez para llevar a buen puerto la mesa de negociación bilateral con el gobierno de la Generalitat es que ambos interlocutores ni siquiera están siendo capaces de acordar la fecha de la primera reunión de este instrumento, ideado para dialogar sobre el futuro encaje del territorio autonómico en la estructura del Estado. Mientras Sánchez ha propuesto el próximo lunes 24 de febrero para llevar a cabo el primer encuentro de la mesa, la Generalitat ha reprochado al político socialista que haya anunciado públicamente esta fecha sin acordarlo previamente con el presidente catalán, Quim Torra.
Lunes 24 de febrero. Esta es la fecha que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha propuesto al jefe del Ejecutivo catalán, Quim Torra, para llevar a cabo la primera reunión de la mesa de diálogo bilateral que compartirán ambas administraciones. Este encuentro inicial tendría lugar, según el ofrecimiento de Sánchez, en el Palacio de la Moncloa.
Sin embargo, desde la Generalitat no se ha acogido de buen grado la propuesta del líder socialista al entender que la ha hecho pública sin llegar a un acuerdo previo con Torra y con los representantes del Gobierno autonómico. En este sentido, el gabinete encabezado por Torra ha declarado su predisposición a llevar a cabo la reunión de la mesa de diálogo en una fecha alternativa.
De hecho, Junts per Catalunya, la formación a la que pertenece el presidente de la Generalitat, aceptaría que el encuentro se celebrase en el mes de marzo, y no en febrero, como inicialmente se había previsto, siempre y cuando el Gobierno central acepte la condición de incluir la figura de un mediador en estas conversaciones.
SÁNCHEZ NECESITA VOTOS PARA APROBAR LOS PRESUPUESTOS
Posiblemente, las prisas manifestadas por Pedro Sánchez para constituir la mesa guarden relación con la necesidad del Ejecutivo de asegurarse un apoyo parlamentario suficiente para la aprobación de los presupuestos generales.
Aunque el refrendo de Junts per Catalunya a las cuentas de este año se antoja un objetivo difícilmente asumible, Sánchez ha situado como una de sus prioridades convencer, al menos, a los socios de los exconvergentes, Esquerra Republicana, para que no emitan un voto contrario a los presupuestos, en una situación simular a la que aconteció con ocasión de la sesión de investidura del presidente socialista.
Cabe recordar que la principal condición de ERC para no bloquear el inicio de la legislatura y permitir la investidura de Sánchez era, precisamente, que en un plazo breve de tiempo la mesa de diálogo estuviera ya constituida. Si eso no ocurre, con las cuentas a punto de iniciar su tramitación en el Congreso, la posición de los republicanos podría ser hostil a la aprobación de las partidas.