Poca transparencia de Delegación del Gobierno con el Centro de Atención de Extranjeros

Mallorca contará en pocas semanas con un centro de atención a extranjeros destinado a dar servicio a los inmigrantes que lleguen en pateras o a aquellos que sean trasladados desde otros lugares del país que se encuentren más saturados. Este equipamiento ha sido reclamado largamente por la Policía Nacional, a fin de evitar situaciones como la vivida hace unos días cuando decenas de migrantes fueron ubicados en el garaje de la Jefatura a falta de un mejor sitio donde someterles a la pertinente custodia policial. La opción alternativa era dejarlos en la calle, lo que también ocurrió en algunos casos que, además, eran contactos estrechos de Covid.

Mallorca necesita un centro de este tipo que dé respuesta a un fenómeno cierto como es el aumento de llegada de pateras; un fenómeno que no se puede programar desde las instituciones, pero que debe contar con los recursos oportunos para, entre otras cosas, evitar riesgos para la propia población residente. El centro se instalará en S'Aranjassa y tendrá una capacidad de acogida de entre 30 y 40 personas que serán acogidas, en principio, por un periodo máximo de 72 horas.

Los detalles han ido conociéndose con cuentagotas, en parte por la falta de transparencia de la Delegación del Gobierno sobre el asunto. No es de extrañar, pues, la alarma generada entre los vecinos de la zona, que conocieron los pormenores del proyecto a través de la prensa. La extraordinaria maquinaria de propaganda y comunicación que las instituciones ponen en marcha a la hora de publicitar proyectos de mucha menor envergadura y trascendencia ciudadana ha brillado, en este caso, por su ausencia.

Una mayor transparencia a la hora de comunicar habría evitado mucho malestar entre los vecinos de la zona. Actuar con el secretismo que ha actuado la Delegación del Gobierno contribuye sobre manera a alimentar las dudas y las preocupaciones del vecindario acerca de las consecuencias que el nuevo centro tendrá para la convivencia del barrio; una convivencia que, por otra arte, la propia Delegación deberá encargarse de salvaguardar.