Este largo puente aterrizan en los aeropuertos de Baleares más de 320 vuelos procedentes de la Península. Sus pasajeros no tienen que cumplir con la obligación de presentar a su llegada una prueba PCR negativa, como sí lo han de hacer quienes llegan en vuelos desde destinos internacionales que se hallan en situación de riesgo frente a la Covid 19.
Esta medida preventiva -que de momento afecta exclusivamente a viajeros internacionales- está en vigor desde el pasado 23 de noviembre. Desde esa fecha, instituciones, partidos y agentes sociales de las Islas, encabezados por el propio Govern, han reclamado al Gobierno central que extienda a los viajeros nacionales tal exigencia.
La petición ha sido trasladada formalmente a las instancias madrileñas y, desde entonces, el Govern ha afirmado insistentemente que los contactos "van por buen camino". La realidad, sin embargo, no ha variado y, pasado el puente de diciembre, nos podemos enfrentar a unas fechas navideñas con una afluencia incontrolada de visitantes nacionales que podrían aumentar el riesgo de contagios en el archipiélago.
Baleares urge una decisión de Moncloa en este sentido, teniendo en cuenta que los aeropuertos no son competencia autonómica. Como medida intermedia, y dado que el Gobierno de Pedro Sánchez hace oídos sordos a las reivindicaciones lanzadas desde el archipiélago, el propio Govern ha optado por una alternativa intermedia que es la de ofrecer de forma gratuita una prueba PCR a aquellos residentes que vuelvan a las Islas por estas fechas.
La medida es acertada, pero constituye un parche a una situación que debería asumir el Gobierno central de una forma general. Mientras esa decisión no llega, se alimenta una sensación de desamparo que crece de forma proporcional al escaso interés que demuestra el Gobierno de Sánchez ante las peticiones de Baleares. Una situación que compromete a quienes gobiernan en las Islas -más por el hecho de ser de los mismos partidos que gobiernan en Madrid-, pero que, sobre todo y para desespero ciudadano, pone de manifiesto el poco peso político que tiene Baleares ante la Administración central. Hasta Navidad hay margen aún, pero deberían empezar a tomarse decisiones en un espacio de tiempo que cada vez va siendo más breve.