OPINIÓN

Guillem Timoner: adiós a una auténtica leyenda

Tommy M. Jaume | Viernes 18 de agosto de 2023

El mundo del deporte está de luto. Este pasado jueves nos dejó la primera leyenda del deporte balear, Guillem Timoner, a los 97 años de edad. Probablemente, los más jóvenes no conozcan unos logros que hicieron vibrar a todo un país en una época en blanco y negro.

Conocido como 'El mallorquín volador', el felanitxer fue el primer ciclista español en lograr ser campeón del mundo. Entonces, empezó una forjar una leyenda con un palmarés donde destacan seis Campeonatos Mundiales de ciclismo en pista: Milán (1955), Ámsterdam (1959), Leipzig (1960), Milán (1962), París (1964) y San Sebastián (1965). Mucho antes, en 1945, Timoner ya había conquistado su primer Campeonato de España.

Entre sus innumerables conquistas también cabe destacar su cetro continental en moto comercial (1962) o sus siete consecutivos Grandes Premios de las Naciones, las cinco medallas al meritorio deportivo o el Premi Ramon Llull. Tras retirarse, fue seleccionador olímpico del equipo español de ciclismo en pista en los Juegos Olímpicos en Múnich (1972). Luego, dos décadas después, formó parte del relevo de la antorcha olímpica en Barcelona e incluso participó en la inauguración del Mundial de Palma en 2007.

Evidentemente, un servidor jamás lo vio en acción. No obstante, me crie escuchando alguna de sus hazañas de la boca de mi abuelo Tomàs Jaume. Además de sus gestas deportivas con aquellos espectaculares recibimientos en los que desfilaba en un coche descapotable, 'es meu padrí' siempre me recordaba aquella tarde de 1964 en la que Timoner recibió la Insignia de Oro del club barralet en el Luis Sitjar antes de un partido entre su 'Mallorqueta' y el Constància.

En su pueblo natal, donde tuvo una tienda de deportes, en la actualidad una calle y un polideportivo lucen su nombre. Además, el hexacampeón mundial, que fue nombrado hijo ilustre de la localidad en 1960, cuenta con una escultura en su honor realizada por Tòfol Colom en una rotonda de entrada al municipio. En 2018, la Asamblea Balear del Deporte (ABE), órgano que canaliza la participación del tejido deportivo de nuestra comunidad, cambió el nombre del Palma Arena por el de un Velòdrom de les Illes Balears que recibió 14 votos por los 8 otorgados a la candidatura de un Guillem Timoner. Tampoco importa. Su legado será eterno y ha servido de inspiración a los otros campeones mundiales que ha dado Baleares en ciclismo: el manacorí Miquel Mas, el porrerenc Joan Llaneras, el artarenc Miquel Alzamora, la llorensina Marga Fullana, los palmesanos Carles Díaz y David Muntaner, el menorquín Albert Torres y el inquer Joan Reinoso. Y también sirvió como ejemplo para muchos otros como Toni Tauler, Mavi Costa o Enric Mas. No en vano, fue nuestro primer Rafa Nadal.

Quién sabe si por caprichos del destino, este domingo la felanitxera Mariona Caldentey disputará con España y junto a la marratxinera Cata Coll, la final de la Copa del Mundo de fútbol femenino. Y un servidor, que sigue siendo un romántico soñador, anhela ganar con un gol de su paisana dedicado al cielo.


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