La historia se repite. Una persona okupa una vivienda de un banco y la alquila a un tercero. El último caso conocido es el de un español de 40 años que había pegado la patada en un piso de Son Gotleu y le había abierto las puertas a una mujer y su hijo menor de edad a cambio de dinero y mediante engaño: ninguno de los dos sabían que vivían en un piso de un banco.
Los problemas vinieron cuando ella se enteró de la estafa y dejó de pagarle a él para intentar negociar con la entidad. El hombre se tomó la justicia por su mano y se dedicó a perseguirla amenazándola.
Lo hizo varias veces y la mujer, atemorizada, llegó a pedir una orden de alejamiento, hasta el que el sábado por la tarde, se presentó en el piso aporreando la puerta y profiriendo amenazas de muerte contra la mujer y el niño.
Una patrulla de Atención al Ciudadano de la Policía Nacional se personó en el lugar y la mujer les explicó que el pasado 7 de marzo ya había interpuesto denuncia por amenazas de muerte y actos intimidatorios para que abandonasen la casa.
Tras efectuar una vigilancia por la zona, los agentes consiguieron localizar al hombre y detenerlo por amenazas graves.
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