El encausado se enfrenta a ocho años de prisión como presunto autor de un delito de tentativa de homicidio cometido hacia las 7.30 horas del 3 de octubre de 2017, después de que fuera expulsado de un establecimiento de s’Arenal por haber causado problemas a otros clientes, según la Fiscalía.
Durante el interrogatorio ante la sección primera de la Audiencia, el acusado, asistido por una intérprete, ha detallado que alguien le puso algo en la bebida, que no recuerda nada de esa noche y ha descartado haber empuñado el hacha mientras a gritos aseguraba que lo iba a matar.
Según su versión, ha explicado que fue el portero quien le pegó puñetazos cuando lo echó del local y le quitó 600 euros de encima, que no le devolvió el golpe y que, tras la pelea, vio como el denunciante se autolesionaba la mano.
Ha rememorado que acto seguido se fue corriendo a la Policía y que, al volver al local con los agentes, un trabajador entregó a los agentes el hacha con la que presuntamente habría intentado matar al vigilante del pub.
Además, ha dicho que previamente a los hechos denunciados no había tenido problemas con el portero, que en el interior del local no había discutido con ningún cliente y ha apuntado que esa noche consumió unos diez gramos de cocaína, así como bebidas alcohólicas.
Por su parte, el hombre presuntamente agredido ha contado al tribunal que entró en el pub porque había dos personas peleándose, que cogió al acusado, que según él era la persona más agresiva, y lo echó del local.
De acuerdo con su relato, ha indicado que al sacar al encausado, éste le advirtió que volvería a por él. Ha dicho que volvió media hora después con el hacha en la mano mientras gritaba que lo iba a matar y que cuestionaba por qué lo había sacado del pub, momento en que se inició un forcejeo y el acusado levantó el hacha contra la cara del portero.
El denunciante ha recordado que, para defenderse, tuvo que levantar su brazo izquierdo para intentar coger el arma blanca, lo que le provocó heridas en la muñeca, en la mano así como una contusión, y que tuvo que pegar al presunto agresor para que se marchara del lugar.
Ha añadido que, después de lo sucedido, acudió al servicio de urgencias de un hospital debido al golpe y a las heridas causadas durante el forcejeo con el acusado.
Además de la pena de cárcel, la acusación pública pide que se acuerde contra el acusado una orden de alejamiento de la víctima en un radio de 500 metros, así como la imposibilidad de comunicarse con el portero por cualquier vía por un plazo de cinco años.
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