381 profesionales de residencias de mayores de Baleares han rechazado vacunarse contra el coronavirus. La cifra, avanzada por mallorcadiario.com en base a los datos del Servei de Salut, representa un 7,5 por ciento del total de trabajadores que componen el sector, entre sanitarios y no sanitarios, como administrativos, recepcionistas y cocineros, entre otros.
Todos ellos han rehusado inocularse las dos dosis de Pfizer por motivos que se desconocen ya que, si bien la negativa a vacunarse tiene que constar como tal en el registro, no es necesario dar una explicación por parte del usuario. No obstante, el hecho no deja de ser sorprendente ya que los centros de mayores han sido, de largo, los puntos más negros de la pandemia.
En el año que llevamos de coronavirus, 259 ancianos institucionalizados han muerto a causa del SARS-Cov-2 -el 35 por ciento del total de víctimas mortales del virus en Baleares- y 1.156 consiguieron superar la enfermedad después de cuadros graves en un alto porcentaje.
El dolor, el miedo y la preocupación han sido la tónica habitual en el interior de estos centros, cuyos trabajadores han tenido no sólo que enfrentarse al virus -y muchos de ellos, casi 900, contagiarse- sino también presenciar el cruel deterioro físico y emocional de los ancianos.
Sorprende, por tanto, que después de tanto sufrimiento e incertidumbre, siete de cada 100 trabajadores hayan optado por no vacunarse. Bajando más al detalle, la cifra es especialmente preocupante en Ibiza en cuyos centros el 22,3 por ciento -130 profesionales- han declinado la vacunación.
Afortunadamente, la suma de todas estas decisiones individuales no ha puesto en peligro la inmunidad de rebaño necesaria para cortar en seco el avance del virus dentro de dichos centros, como de hecho ha ocurrido, pero cabría preguntarse qué habría ocurrido si la cifra hubiese sido notablemente superior. ¿Estaríamos hablando de 'los espacios más seguros contra el coronavirus', como defiende la Federación Empresarial de la Dependencia?