EDITORIAL

Cese o dimisión, única salida a quienes usaron su cargo para vacunarse

Viernes 05 de febrero de 2021

La entrevista que publicaba este jueves mallorcadiario.com con la gerente del Hospital de Manacor, Catalina Vadell, pone de manifiesto -cuando menos- la falta de un plan B y la excesiva improvisación existentes en el proceso de vacunación contra el coronavirus en Baleares. Hace semanas, Vadell fue vacunada, junto a administrativos y personal subalterno, justificando posteriormente que lo hicieron, antes que profesionales del mismo centro que están en primera linea de la pandemia, porque muchos de estos no se apuntaron en la web con la que se señalaba el orden de vacunación.

Las explicaciones de Vadell no son muy diferentes de las esgrimidas por otros cargos públicos cuya vacunación también ha trascendido: fundamentalmente, que eran situaciones en las que quedaban dosis sin administrar o que ellos mismos son personal que trabaja, o acude habitualmente, a áreas de riesgo. Desde concejales al obispo han protagonizado episodios similares, que han provocado no poca polémica.

El último caso que arrecia es el de los altos cargos de la Conselleria de Salut, vacunados el primer día de la campaña; una actuación que ha provocado la ira de los socios de Armengol y una petición de investigación ante la Oficina Anticorrupción. El episodio admite varias interpretaciones: la primera, que no ha existido plan B para que las vacunas que no se llegan a administrar se destinen prioritariamente a ciudadanos o profesionales de riesgo; la segunda, que algunos cargos han mostrado tener demasiada prisa en quedar inoculados haciendo uso de una posición de privilegio; y la tercera, una combinación de las dos anteriores.

Que el coordinador de la campaña de vacunación se inyecte el primer día es una actuación tan torpe que merecería que el protagonista asumiera responsabilidades políticas, no sólo por haberse vacunado sino también por haber organizado la campaña de una forma tan deficiente. Esta acción, además, desmonta el argumento de la presidenta Armengol quien afirmó que "nadie se ha vacunado por ser político". La realidad es que las vacunas "sobrantes" se destinaron, en ese primero momento, a políticos en lugar de destinarlas a los muchos profesionales o usuarios de residencias que aún estaban a la espera.

El incendio seguirá creciendo mientras el Consolat no establezca los cortafuegos necesarios en términos de ceses o dimisiones forzadas. El desgaste político es evidente y puede crecer. Cada día que pasa, además, aumenta el riesgo de que la lista de vacunados enchufados aumente. Podemos y, sobre todo, Més están apretando a Armengol en este sentido y para la presidenta no será fácil mantener el discurso ante sus socios cuando por acciones similares -en algunos casos, de menor entidad- ya han dimitido o han sido cesados en otras comunidades desde alcaldes a consejeros autonómicos.

La sensibilidad ciudadana en torno a la falta de vacunas y la necesidad de alcanzar un nivel de inmunización que nos salve de la tragedia sanitaria y económica no admite más frivolidades ni argumentos inconsistentes sobre este asunto.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas