El pasado 20 de agosto un joven denunció el hurto de su tarjeta bancaria. En total, le habían retirado de 1.015 euros en un cajero de Vila, en Ibiza.
El denunciante sospechó de uno de sus acompañantes la noche anterior ya que, a la hora de hacer el pago en el restaurante con tarjeta, el sospechoso podría haberse quedado con el PIN que introducía la víctima.
Y no esperó para dar el palo. Tras la cena, acabaron en una cala de la isla y, mientras la víctima se daba un baño, el ahora detenido aprovechó para sustraerle la tarjeta.
Le dejó en su casa y posteriormente se dio cuenta de que le faltaba la tarjeta. Al comprobar su cuenta observó que le habían extraído dos pagos de 500 euros y detectó tantos otros intentos posteriores, frustrados por el bloqueo que el titular de la cuenta había realizado.
Fruto de la labor de investigación de la policía, la descripción física aportada por el denunciante y las fotos que aquella noche, se identificó al presunto autor de la estafa y se le detuvo.