Cuando llegaron los efectivos policiales, encontraron a un hombre tendido en el suelo con una brecha sangrante en la cabeza. Varios testigos aseguraron que los autores de la agresión habían huido.
Rápidamente, los agentes iniciaron la búsqueda de los sospechosos, que se saldó con la detención de uno de los presuntos atacantes. El joven intentó huir tras detectar la presencia policial, pero finalmente pudo ser arrestado. Con posterioridad, la Policía Local procedió a la localización y arresto de otro de los jóvenes, que se había escondido en su domicilio.
A continuación, los agentes tomaron declaración a nueve testigos, que coincidieron en relatar que el agredido estaba en un bar cuando los detenidos entraron con una actitud desafiante. Después de llamarle la atención, los asaltantes hicieron salir del local al hombre y, en ese momento, empezaron a pegarle. Seguidamente, un amigo de la víctima acudió con la intención de ayudarle, pero uno de los detenidos le amenazó con un cuchillo mientras le advertía que iba a matarle.
Los testigos de la agresión denunciaron ante los agentes que los detenidos viven en un edificio en ruinas de una calle cercana y que tienen aterrorizado al barrio con su actitud déspota y violenta.