La pandemia del coronavirus y su obligado confinamiento, nos ha hecho más sedentarios y más comilones a todas las horas de del día. El cuerpo ha subido de volumen en el momento menos oportuno, justo a las puertas de entrada de vacaciones.
Los hay que lo asumen y toman las medidas adecuadas. Pero los más, son aquellos que van propagando a todo el mundo que, desde que los gimnasios abran sus puertas en la desescalada, serán los primeros en estar en la puerta esperando.
Loable acción. El problema es que les cree todo el mundo, menos el propio afectado. Eso de programarse actividades de obligado cumplimiento no es plato de buen gusto. Así que es mejor que los demás sigan pensando que eres una persona de firmes convicciones mientras que solo tú y nadie más que tú, conoce la realidad. Los gimnasios son para los demás.