“De un momento a otro empezaron a montar a los emigrantes venezolanos en autobuses. Ellos salieron sanos, pero creen que les contaminaron durante el trayecto”. Esta es la acusación directa que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha efectuado contra su homólogo colombiano, Iván Duque, con el objetivo de alertar a los telespectadores que seguían su habitual alocución a través de la pequeña pantalla de “la maldad y la perversidad” a la que, según Maduro, es capaz de llegar el presidente colombiano.
Maduro citó textualmente el nombre del dirigente rival y afirmó que la orden de contagiar a los emigrantes venezolanos que viajaban en los autobuses “la dio Duque, en una reunión infausta”. Sin embargo, aseguró que el gobierno que preside “no va a permitir que infecte a Venezuela con Covid-19”, en referencia a Iván Duque.
Por orden de Maduro, tanto la policía como el ejército de Venezuela desplazados a la frontera con Colombia se mantienen en situación de máxima alerta. El presidente ha reconocido que ha decretado “un cordón sanitario estricto”, porque su objetivo es evitar que los casos de coronavirus se disparen en Venezuela, tal como está ocurriendo en otros territorios suramericanos, como Ecuador y Brasil.
En estos momentos, y según la última actualización facilitada por el gobierno, Venezuela acoge un total de 824 contagiados, una cifra razonablemente baja que ha permitido a Maduro afirmar que la epidemia “se halla bajo control” en el país. Sin embargo, durante las últimas horas se han detectado 75 nuevos diagnósticos positivos, y siempre según la versión del presidente, 66 de estos casos corresponden a ciudadanos venezolanos procedentes de Colombia.
Esta coincidencia ha desatado las sospechas de Maduro, quien no ha dudado en arremeter contra el presidente colombiano y acusarle de ordenar la transmisión voluntaria del virus entre los emigrantes originarios de Venezuela.