El agua bendita será retirada de las pilas situadas en la entrada de las iglesias y los feligreses no podrán recibir la comunión en la boca, sino en la mano. Estas son dos de las normas que el Obispado de Mallorca ha hecho públicas este miércoles con motivo de la crisis sanitaria del coronavirus.
Los representantes de la Diócesis han emitido un texto divulgado también a través de los medios de comunicación y en el que comienzan agradeciendo y reconociendo el esfuerzo y la dedicación que los profesionales sanitarios están prestando a la población. Al mismo tiempo, hacen llegar su “proximidad y solidaridad” con los enfermos que han resultado infectados por el COVID 19.
Las directrices elaboradas por el Obispado se distribuyen en ocho puntos. De entre ellos, dos de los más llamativos son los que hacen referencia a la prohibición de recibir la comunión por vía oral y la ausencia de agua bendita en los templos.
Además de ello, se ordena a los sacerdotes y a otras personas que distribuyan la comunión durante la Eucaristía que se limpien las manos tanto antes como después de este acto litúrgico, y se insta a los feligreses a prescindir del contacto físico a la hora de intercambiar el rito de la paz. En su lugar, el Obispado propone una leve inclinación de cabeza acompañada de las palabras ‘la paz sea contigo’.
Esta misma instrucción es válida también en el caso de los funerales y exequias en memoria de los difuntos, durante los cuales el pésame a los familiares y los seres allegados ya no se transmitirá mediante besos, abrazos u otros signos de afecto, sino, igualmente, con un simple gesto a la distancia.
En cuanto a las manifestaciones de devoción ante las imágenes religiosas, la Diócesis prohíbe también el contacto físico con estas figuras y propone, a cambio, que los feligreses realicen una inclinación en signo de veneración.
Al margen de todo ello, el Obispado de Mallorca establece en su escrito que las diferentes iglesias y parroquias podrán ser objeto de otras medidas más específicas al margen de las restricciones generales aplicables a todo el territorio de la Diócesis. Además, los responsables eclesiásticos se reservan la posibilidad de actualizar este conjunto de precauciones en función de la evolución de los acontecimientos relacionados con el coronavirus.