“Esta es la primera vez en la historia que las tres organizaciones agrarias y ganaderas de estas islas (en referencia a Asaja, UPA-AIA y Unió de Pagesos) vamos en una misma dirección y asumimos plenamente y conjuntamente las reivindicaciones que se plantean. Solo con este dato puede uno hacerse una idea de la situación de emergencia que afecta al sector del campo”.
Así ha valorado, en declaraciones a mallorcadiario.com, el secretario general del sindicato agrario Unió de Pagesos de Mallorca (UPM), Sebastià Ordinas, el momento de creciente convulsión por el que atraviesa actualmente la agricultura y la ganadería en Baleares, y en el conjunto de España, y que se ha traducido en una apuesta decidida de los trabajadores y los empresarios, pequeños, medianos y grandes, por salir a la calle y elevar el tono de sus protestas a partir de las acciones reivindicativas agrupadas en torno a la campaña bautizada con el elocuente lema de ‘Al límite’.
Era necesario y urgente movilizarse. Existe un grave problema de falta de rentabilidad de las explotaciones
En esta línea, el gerente de la patronal agraria Asaja Balears, Joan Simonet, ha afirmado a mallorcadiario.com que "era necesario y urgente movilzarse. Los márgenes de beneficios en el sector son de cada vez más bajos y resulta evidente que existe un grave problema de falta de rentabilidad de las explotaciones".
A ello hay que añadir, según Simonet, "una legislación agraria que quedó mutilada, las dificultades para acceder al agua destinada al riego de las cosechas, o casos inexplicables, como la incertidumbre que se plantea ahora mismo sobre el futuro del matadero de Palma".
En total el campo balear recibirá 21 millones de euros
Leer másCabe recordar, en este sentido, que hace unos pocos días el sector agrario salió a la calle para exigir a Cort que arbitre soluciones capaces de garantizar la continuidad de la actividad en el matadero. El hipotético cierre de estas instalaciones, como han expuesto en diversas ocasiones los representantes de las explotaciones ganaderas, supondría una herida de muerte para la viabilidad de esta actividad productiva.
Como ha resumido el gerente de Asaja, las exigencias que plantean las entidades y asociaciones movilizadas son numerosas y diversas. La primera de ellas consiste en reclamar al Ministerio de Agricultura la elaboración y promulgación de una ley de precios mínimos, según la cual el payés, en palabras de Sebastià Ordinas, “deje de vender sus productos por debajo de los costes de producción, situación que en la actualidad se repite constantemente”.
Ello sucede, según el secretario general de Unió de Pagesos, porque “el agricultor trabaja a ciegas, por así decirlo. Cuando prepara la cosecha, ignora a qué precio podrá venderla. Puede ocurrir, por ejemplo, que exista un excedente en el mercado que afecta directamente a ese artículo en concreto, y, en consecuencia, el valor de la transacción caerá bajo mínimos”.
A este respecto, Joan Simonet pone el acento en la prioridad de "impedir que las mercancias puedan venderse por debajo del precio de producción, evitando situaciones como las ofertas engañosas y falsas que realizan algunas cadenas de supermercados para atraer al consumidor mediante promociones que, en realidad, enmascaran la práctica de compensar los descuentos en determinados productos con precios al alza en otros ámbitos de oferta".
La realidad es que el rédito que obtiene el payés por la venta de su producción es muy inferior al que acumulan posteriormente los intermediarios. Así se expone en un informe que han llevado a cabo las organizaciones agrarias de Balears y a cuyo contenido ha tenido acceso mallorcadiario.com (ver infografía más arriba). El documento recoge en una tabla comparativa el precio al que el productor vende sus artículos a los comerciantes y los mayoristas, y la tarifa que estos intermediarios cobran al consumidor final.
En el caso de Mallorca, existe, además, el problema añadido de los costes de insularidad. Así lo admite Ordinas, para quien si la situación de los agricultores de la península “se caracteriza por la precariedad, en las islas las circunstancias son todavía peores”.
A un comerciante local le sale más barato comprar carne en Nueva Zelanda que a un ganadero de su pueblo
En esta coyuntura, el campo balear debe hacer frente, además, a la dura competencia de los proveedores foráneos, que ponen a disposición de las pequeñas y grandes superficies precios imposibles de igualar. “Se da la paradoja – afirma el dirigente de UPM- que en muchas ocasiones a un comerciante le sale más barato adquirir carne de Nueva Zelanda o Australia que comprarla al ganadero de su pueblo”.
En esta situación influye decisivamente el hecho de que algunos de los países competidores, como indica Ordinas, “carecen de normativas ambientales de obligado cumplimiento, o aplican legislaciones laborales muy lesivas para la mano de obra, y todos estos factores reducen los costes de producción que, en cambio, el payés mallorquín debe observar religiosamente”.
Por su parte, el gerente de Asaja Balears, Joan Simonet, incide en la necesidad de que la Unión Europea "tome cartas en el asunto mediante acuerdos internacionales de obligado cumplimiento que fuercen a los países que venden productos agrarios a los territorios miembros a cumplir las normativas que España y los otros socios del bloque deben acatar en materias como la utilización de productos fitosanitarios, sin ir más lejos".
Acción en Campos de todas las asociaciones
Leer másA un nivel más local, las reivindicaciones del sector agrícola y ganadero engloban la necesidad de desarrollar campañas de concienciación de consumo del producto autóctono, dirigidas tanto al comprador final como a los intermediarios, entre los que cabe incluir a las empresas del sector turístico. En palabras del representante de UPM, “ha llegado la hora de que la actividad hotelera se implique más intensamente en el consumo de la oferta que se produce en esta tierra, porque no debemos olvidar que el 60 por ciento de la gestión del paisaje corresponde al sector del campo, y sin paisaje no hay turismo”.
Ha llegado la hora de que el sector turístico se implique más en el consumo del producto autóctono
Joan Simonet se muestra también partidario de acentuar la aportación de la principal industria de Balears en la viabilidad de la producción agraria autóctona. Según indica el dirigente de Asaja, "el negocio turístico precisa que se conserve el paisaje, y alguien tiene que ocuparse de ello. Esa es la gran contribución de nuestro sector, pero tienen que ayudarnos para hacer frente a las situaciones que redundan negativamente en la rentabilidad. Por supuesto, los hoteleros tienen un papel por jugar, pero también el consumidor local, y, desde luego, la administración. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, simplificando los trámites burócraticos".
Una tercera línea de actuación defendida por las organizaciones agrarias consiste en la creación de un sello de calidad, semejantes a las que existieron en su momento para identificar los artículos elaborados en Balears y que, de hecho, ya se utiliza en el caso de las capturas marinas. Como expone Sebastià Ordinas, “en la lonja de pescado, las cajas están etiquetadas de tal manera que no existe ninguna duda acerca de su procedencia. Este mismo sistema podría aplicarse en los productos agrícolas y ganaderos”.
La expectativa del campo balear es que las administraciones se muestren sensibles a la hora de valorar las demandas recogidas en su campaña de movilizaciones. Para Ordinas, “la voluntad política constituye un requisito esencial. Es cierto que la promulgación de leyes no puede resolver todo el problema, pero hay alternativas para favorecer determinados objetivos. Por ejemplo, incluir en los concursos que convocan las instituciones públicas el requisito de que se haga uso del producto autóctono”.
En opinión del secretario general de Unió de Pagesos, “la pelota se halla ahora mismo en el tejado del Ministerio de Agricultura, a quien desde Balears vamos a contribuir a presionar a través de la Delegación de Gobierno”. Ordinas y la organización que representa valoran positivamente las actuaciones del Ejecutivo autonómico en materia de protección e impulso del campo balear, y los esfuerzos tendentes a incrementar la cuantía de las ayudas europeas.
A este respecto, el dirigente sindical destaca la creación de la dirección general de Soberanía Alimentaria por parte de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación, si bien reconoce que la labor de promoción y consumo del producto local que realiza este departamento “necesita de una mayor dotación de recursos humanos y técnicos que, a buen seguro, se irá completando en el futuro”.