Movido por un interés sobre cuáles eran las condiciones de vida de los gatos callejeros, Wan se puso en contacto con un refugio y descubrió que estos animales no llegaban a vivir más de dos años debido a una falta de supervisión médica. Fue cuando se puso manos a la obra e inventó estas pioneras instalaciones.
Además de proporcionar calor, comida y agua, identifica a los animales para permitirles el acceso y es capaz de detectar enfermedades y afecciones comunes. Cuenta con una red de cámaras inteligentes que son capaces de registrar e identificar hasta 174 diferentes tipos de gatos permitiéndoles el acceso al refugio, así como averiguar si un gato está o no esterilizado o si padece alguna enfermedad. Los datos son enviados mediante notificaciones al centro de voluntarios y éstos, en última estancia, se encargan de atender al animal, si lo requiere.