El obispo se ha dirigido a los políticos ante el deseo “vehemente” de cambio: “(el mundo) espera una regeneración social, política, económica, ecológica; desea armonía en las relaciones humanas, personales, asociativas y institucionales- y en una convivencia llena de oportunidades para todos, una vida familiar estable, auténtica comunidad de vida y de amor donde dé gusto vivir y crecer, fundamental para un sociedad en paz”.
Taltavull ha incidido en los males que azotan el mundo y ante los cuales no puede ni mirarse a otro lado ni perder la esperanza: “a familia de Nazaret vive en carne propia el rechazo, la discriminación, el descarte, como tantas familias que hoy que huyen de la guerra, del hambre, de la injusticia ..., países donde ni las ideologías dialogantes y los derechos humanos ya no cuentan, donde todo se ha vuelto irracional y peligroso, donde el comercio y el consumo de la droga y la adicción al alcohol y otras lo están deshaciendo todo, donde la persona humana no cuenta y se degradada en su dignidad , utilizada y pisada, donde se matan con las armas que nosotros les vendemos”.
Por ello ha tenido un especial recuerdo a los cristianos que son perseguidos por su fe: J”esús inaugurará en su vida la larga lista de los mártires que perdura hasta el día de hoy y de los que cada día tenemos noticia en diferentes lugares del mundo donde los cristianos son perseguidos, torturados y asesinados”.