Guardias civiles que participaron en la investigación de los hechos han indicado en la primera sesión de la vista, programada hasta el viernes en el juzgado penal 7 de Palma, que la empresa encargada de inspeccionar el sistema antincendios había alertado de que estaba fuera de servicio.
"Se sabía que no funcionaba", ha afirmado el agente instructor del atestado, que ha añadido además que ni el colchón (altamente inflamable), ni la celda del menor (sin electricidad, sin ventana y con cerraduras deterioradas) cumplían con la normativa de seguridad de este tipo de instalaciones.
El jefe de mantenimiento de la Fundación S'Estel, la entidad del Govern balear que gestiona Es Pinaret, ha confirmado que "por orden de la dirección" retiró todo el cableado de la habitación del menor después de que intentara autolesionarse.
Ha relatado que en las dos últimas revisiones del sistema contra incendios no acompañó al técnico de la empresa encargada y que el subordinado que lo hizo no le pasó el parte donde se indicaba que estaba averiado ni se lo hizo saber de forma oral. "Era conocedor de que el sistema funcionaba correctamente", ha asegurado.
Además, nunca vio que en un lateral del módulo de aspiración de humos la empresa de revisión del equipo antincendios había colocado una pegatina que indicaba que estaba averiado, un indicativo que él retiró unos días después de la muerte del interno "para evitar motines", pero que después entregó a la Guardia Civil.
La exdirectora, que llevaba un año en el cargo cuando se produjo el incendio, ha asegurado que los partes con incidencias de mantenimiento no pasaban por sus manos y ha explicado que el joven fallecido estaba encerrado en su habitación porque el día antes le habían encontrado cerillas, que están prohibidas.
La educadora ha justificado la retirada del cableado por el intento de suicidio, pero ha afirmado que posteriormente pidió su reposición, y ha señalado que aunque la habitación debía disponer de timbre de aviso, "no todas lo tenían".
"La información que yo tenía es que todo el centro tenía colchones ignífugos", ha dicho respecto al foco de la combustión.
El instructor del atestado ha expuesto que, según los indicios recabados por la Guardia Civil, el joven murió quemado por la falta de alarma y debido a que cuando los responsables de la seguridad fueron conscientes del incendio no pudieron entrar en la celda porque la cerradura se deformó por el calor y les costó acceder por la reja corredera de la ventaja debido a algún fallo en su cerradura.
A su juicio, "a simple vista" se apreciaba que no existían las medidas de seguridad preceptivas y las deficiencias que no eran evidentes debían ser conocidas por los responsables del centro si hacían adecuadamente su trabajo.
Otro agente que participó en la investigación ha abundado en esta idea y ha considerado que, a efectos de seguridad, en Es Pinaret deben regir normas de seguridad similares a las de una cárcel, aunque "a los módulos les llaman hogares y a las celdas les llaman habitaciones".
El guardia que realizó las comprobaciones del escenario del suceso ha indicado que constató el mal estado de los cierres de la puerta y la reja exterior, ha detallado que el colchón no solo no era ignífugo sino que era de espuma y ni siquiera tenía funda, y que la instalación del techo para extracción de humos estaba sin conectar.