Los vídeos muestran uno de los yates utilizados por empresas especializadas de este sector, con la música a todo volumen y potentes luces durante una madrugada pasada. Ruido propio de una discoteca, que se expande sin control y total impunidad al producirse en el medio marino.
"No importa si viene de un local o de un barco, el ruido es ruido y con este volumen no hay quien duerma", afirma a este digital uno de los afectados.
La actividad, a día de hoy, solo está prohibida en espacios naturales protegidos, como son los parques naturales, aunque el actual proyecto de ley de evaluación de impacto ambiental la amplía a los espacios de relevancia ambiental con continuidad ecológica reconocida. Se trata de una norma que busca limitar el crecimiento a partir de la aptitud que tiene cada territorio para soportar la intensidad de los usos sin provocar un proceso de deterioro ambiental, social, cultural o de calidad de la experiencia turística, así como la capacidad suficiente de los servicios y las infraestructuras ambientales. En principio, cuando la ley esté aprobada, las party boats solo estarán permitidas en aguas de zonas turísticas saturadas, como este caso, Palmanova - Magaluf o Playa de Palma-El Arenal, Peguera y Santa Ponça.