Es penúltimo episodio de vandalismo pirómano se produjo el pasado 21 de abril cuando ardieron cinco contenedores y seis coches estacionados en la calle Agustí Buades, lo que obligó a desalojar a los 80 vecinos de un edificio de siete plantas, uno de los cuales ha tenido que ser llevado a Son Espases por inhalación de humo.
Sólo en los diez primeros días del año ardieron catorce contenedores en Palma, lo que hizo sospechar de la presencia de un pirómano o del “efecto espejo” entre vándalos que actúan por imitación para obtener un mayor impacto mediático de sus fechorías. Ello llevó a Policía Local y Policía Nacional ha intensificar la vigilancia.