Durante el segundo día del juicio, los hijos han puesto en entredicho la declaraciones realizadas por el investigado este lunes, que acusó a la víctima de hacerle "chantaje emocional" para casarse diciéndole que si no "se quitaría de en medio".
En concreto, una de las hijas ha explicado que "la amenaza no cuadraba nada con el carácter" de su madre.
Por otro lado, han explicado que la víctima era una "persona autosuficiente" y que nunca les había pedido dinero. Además, han manifestado no tener constancia de que hubiera hecho transferencias desde la cuenta del acusado a alguno de los hermanos.
Según han explicado, carecía del conocimiento necesario para realizar ese tipo de operaciones mediante Internet ya que para realizar cualquier tipo de trámites debía acudir al banco.
Además, los hijos han relatado que el acusado era "muy posesivo" y que es "posible" que sintiera "celos" de la buena relación que había entre los cinco hermanos y su madre. Todos los hijos que estaban en el día a día de la madre han coincidido en que la degradación de la relación con el investigado empezó "unos meses antes de la boda".
Así, han relatado que se fueron distanciando y que si antes quedaban cada fin de semana, empezaron a faltar a los encuentros familiares. Él experimentó un cambio de actitud. Así, han señalado que le gustaba hacerse la víctima y llamar la atención. La víctima, por su parte, empezó a perder peso. "Ya no era la misma, no era ni la mitad de lo que era", ha dicho una de las hijas.
Respecto a si su madre tenía problemas con el alcohol, tal como planteó el acusado, los hijos han declarado que esto no era así o que lo desconocían. "Bebía como cualquier otra persona, una copa de vino o una cerveza", ha afirmado uno de ellos.
Un inspector del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) que participó en la investigación ha explicado que el acusado, su marido, confesó los hechos "espontáneamente" al día siguiente de su detención. "Dijo que había discutido con su mujer, que le había golpeado varias veces con una tetera y que, después, la había estrangulado", ha detallado.
El acusado, un hombre de unos 60 años, está siendo juzgado durante estos días en la Audiencia Provincial por un jurado popular. La Fiscalía pide 25 años de cárcel por asesinato. La defensa rechaza este relato, y pide la absolución y subsidiariamente que se considere un delito de homicidio, con una pena de siete años de prisión.
Asimismo, el policía ha explicado que cuando le encontraron, el investigado estaba "desorientado". Profirió expresiones como "¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Dónde está ella?", ha asegurado el inspector. "Estaba poco comunicativo", ha precisado otro policía, que ha declarado tras él, como testigo.
Sin embargo, al día siguiente, en el transcurso de unas gestiones relacionadas con el caso, el detenido, "espontáneamente", reconoció los hechos, ha asegurado el inspector.
Tanto este inspector, como otro policía que han declarado este martes, han detallado que había "sangre" por distintas habitaciones de la casa y que en la cocina había evidencias de una discusión y "marcas de arrastre" por el pasillo hasta el baño.