Los contrarios a este tipo de festejos pidieron la abolición al grito de "asesinos", mientras que los aficionados recibieron a los matadores cantando "¡Libertad!¡Libertad!".
De momento, la Ley de Toros sin muerte ni sangre no ha entrado en vigor, está recurrida ante el Constitucional y la del jueves fue una corrida con banderillas, estoques y puntillas.
El despliegue policial evitó que ocurrieran incidentes reseñables. Tan solo gritos y la entrada de multitud de menores en la plaza, algo prohibido por ley y que de hecho, se refuerza en la nueva ley del Pacte: