En un territorio insular como son las Baleares, la gestión de los puertos es sin duda crucial y estratégica. En Baleares, esta gestión recae, en los más importantes, en manos de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB) y por ende en su presidente José María Urrutia.
En que está inmersa la APB en estos momentos a corto y medio plazo?
A corto plazo tenemos algunas prioridades. Una de las principales es resolver la situación un poco estancada en que está el puerto de Mahón. Para lo que hace referencia a los puertos en general, es el de mejorar todos los servicios que se ofrecen en todos ellos, sobretodo los que se ofrecen a los pasajes, y en definitiva en relación a todo lo que es la operativa de los puertos.
Y a largo recorrido? Hacia donde debería ir la APB, teniendo en cuenta el contexto actual de crisis por la que se atraviesa?
La idea que yo tengo de hacia donde debemos ir en un futura en 10 o 15 años, es conseguir afianzar las infraestructuras que ya tenemos y mejorar los servicios que se ofrecen a todos los usuarios, ya sean pasajeros, navieras, concesionarios de náutica, empresas de reparaciones etc… Para conseguirlo tenemos que generar un espacio tanto físico como económico como para que esos usuarios puedan desarrollar mejor sus actividades y poder ser más competitivos.
El nivel físico se refiere a la creación de nuevas infraestructuras?
Hemos llevado a cabo grandes esfuerzos en varios puertos, pero los hay en los que se deben seguir desarrollando y mejorando las infraestructuras existentes. Evidentemente el Puerto de Palma también. No está totalmente colapsado “gracias” a la crisis. Si los tráficos hubiesen seguido creciendo desde el 2007 tal y como crecían, estaríamos en un problema muy serio en el puerto de Palma. Actualmente estamos haciendo malabares para que su funcionamiento no sea un caos, sobretodo en horas punta. El puerto de Palma necesita espacio para el futuro y eso es lo que hay que planear.
Hacia donde debe crecer entonces? Que hay de la demanda histórica del sector turístico y el comercial de llevar bajo la catedral el pasaje, sobretodo el de cruceros?
La distribución actual de los servicios del puerto no es la ideal, pero precisamente el desembarco de pasajeros está en una zona específicamente concentrada en un espacio que está suficientemente integrada en la ciudad como para que siga siendo el punto central de todo el tráfico de pasajeros, fundamentalmente de cruceristas. Pensar que se pueden traer grandes barcos debajo de la catedral, tiene muchos problemas. No solo de tipo portuario, sino de afección a la ciudad. No creo que sea la solución ideal para Palma. No creo que el tráfico de pasajeros deba acercarse más al centro de la ciudad. En definitiva no creo que sea el enfoque más adecuado.
Uno de los aspectos importantes de la gestión de la APB por lo que respecta a su aportación al turismo, es el de los cruceros. Como está funcionando este apartado en los últimos años?
En el 2011 tuvimos un récord de visitas y visitantes, que al año siguiente se transformó en una bajada significativa pero no preocupante, viendo las expectativas que se tienen de los próximos años. Para el 2013 volvemos a crecer aproximadamente en un 9% en Palma, que es quién lleva el peso mayor en las islas, y para el 2014 las previsiones son de aumentar todavía un poco más ese 9%. En estos momentos hay unas 500 escalas anuales, lo que nos sitúa como el segundo puerto de España y el cuarto de la zona del Mediterráneo en cuanto a tráfico de cruceros.
Últimamente la APB y su persona en concreto se ha visto mediáticamente inmersa en una supuesta crisis interna. Que hay de ello bajo su punto de vista?
El 95% de todas esas informaciones, son dimes y diretes. La APB evidentemente no es un paraíso idílico. Hay muchos intereses económicos alrededor y los hay que utilizan unas herramientas que creen que son adecuadas para arrimar el ascua a su sardina. Es evidente que no todas las decisiones que yo tomo no gustan a todo el mundo. Algunas personas piensan que adoptando una serie de líneas de conducta, conseguirán mover esas decisiones, presionando a quien sea necesario. Son libres de pensarlo pero mientras yo esté donde estoy no los voy a cambiar, ni nadie me ha pedido que los cambie a otros niveles. A mi me encomendaron una tarea y esa es la única dirección en la que voy a ir. Nadie me ha forzado a seguir una línea o a seguir otra diferente. Se sigue la línea que he decidido yo, por lo menos hasta el momento.