Desde este fin de semana y hasta que llegue la Cuaresma, el calendario tradicional mallorquín está marcado con un nombre propio: los ‘foguerons’. En muchos casos, las festividades de Sant Antoni –muy arraigada en Mallorca- y de Sant Sebastià son el pretexto para realizar una cena en torno a un ‘fogueró’.
El calor de la leña quemando, y los sorbetes de ‘Herbes’ u otras bebidas tradicionales de Mallorca, palian los rigores del invierno. La carne también es uno de los elementos principales del encuentro. La sobrasada, camaiot y lomo son los manjares que se someten a las brasas.
Los orígenes históricos de las torradas se atribuyen a la idea ancestral del valor purificante del fuego, que permite quemar y alejar todo lo malo que nos envuelve.