Viernes 26 de septiembre de 2014
Mallorca debería enorgullecerse mucho más de sus hijos más destacados. Es impresionante comprobar como una isla que tiene menos de un millón de habitantes es capaz de aportar tantos personajes punteros en tantos ámbitos de la actividad humana. Es el caso del doctor Francisco Kovacs, eminente científico cuyos trabajos salen publicados en las más prestigiosas revistas científicas del mundo.
No hay duda de que merecería un reconocimiento mucho mayor por parte de sus conciudadanos. Kovacs, que habría podido elegir otro lugar de residencia donde le hubieran dado una relevancia social mucho mayor,siempre ha preferido vivir en su querida isla. Sólo ese gesto ya merece el mayor de los homenajes.
El auge del deporte de élite permite que el tenista Rafel Nadal reciba reconocimientos con todo merecimiento.Pero hay muchos más casos de grandísimo nivel en otros ámbitos de mallorquines o de residentes en la isla cuyo nombre debería ser elogiado y engrandecido. Es el caso del llorado y gran humanista Vicenç Ferrer, o del pintor Miquel Barceló o del doctor Bonnín...y tantos otros que merecerían que su nombre y su legado fuese llevado en volandas y exhibido como ejemplo sobre todo a las generaciones más jóvenes.
Es necesario recuperar el orgullo de ser mallorquines o de haber elegido la isla como lugar de residencia. Y eso pasa, sobre todo, por enaltecer a nuestros ciudadanos más destacados, que más alto y más lejos han llevado el nombre de Mallorca.
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