Domingo 20 de abril de 2014
El asunto del petróleo en el Mar Balear ya está pasando de castaño oscuro. Madrid está tomando el pelo a Balears, de manera incluso insultante, rozando el caradurismo. El Gobierno central primero anunció que se harían prospecciones. La sociedad isleña, empezando por el Govern, se puso en pie y manifestó su más radical oposición. Madrid reaccionó diciendo que las prospecciones quedaban sujetas a lo que dijesen los estudios medioambientales. O sea, que se burlaron de la exigencia balear y, sutilmente, se ratificaron en que siguen adelante, con buenas maneras, pero adelante con los faroles sin escuchar a las Islas.
Luego, cuando se hacía más grande el pánico balear al chapapotazo, que puede hacer un daño irreversible a la industria turística, desde Madrid idearon otra jugarreta: dejaron caer que en el Mar Balear no había petróleo, sino gas, que es mucho menos contaminante. Era otra denigrante forma de engañar para no parar ante nada. Sembraron a duda y les salió bien.
Ahora, viene la tercera jugada, propia ya de profesionales del trilerismo, de pícaros de alta monta. Reconocen que en el Mar Balear hay petróleo, no gas. Pero que se trata de una cantidad "pequeña" de setenta millones de barriles, lo que necesita España durante mes y medio. Minucia y punto. Hay tan poco petróleo que no vale la pena ni discutir sobre el asunto. Ahí está la gran trampa. Llevan meses hablando de prospecciones, pero ahora resulta que saben exactamente cuanto petróleo hay. ¿Cómo es eso posible? Cuando les interesa afirman que no saben nada y que, si los informes son favorables, harán prospecciones. Ahora resulta que lo saben todo y le quitan toda la importancia que pueden. Es una farsa tan increíble como cierta.
Todo este asunto huele a engaño monumental. Lo que quieren es instalar las torres y ponerse a extraer. Hacen creer a los isleños que se trata de una minucia, pero ya habrán conseguido lo importante: poner la pica en Flandes. Solamente cuando la maquinaria extractiva esté instalada y a pleno rendimiento reconocerán que hay mucho más petróleo del que pensaban. Habrán mentido descaradamente, como en lo del gas (ya sabían que no había), como en lo de los estudios medioambientales (ya tienen toda la zona submarina perfectamente trillada y estudiada).
Sólo les queda el timo final para instalar las torres, horadar el subsuelo, quedarse extrayendo todos los años que precisen, anuciar la sorpresa de que han encontrado mucho más petróleo del previsto y, en suma, llevándose el dineral y el oro negro hacia Madrid endosando el chapapote a los tontos isleños, que no verán ni un céntimo (al tiempo) y si dañado su modus vivendi turístico.
Mentiras de principio a fin. Timos dignos de una comedia de Tony Leblanc. Y absoluto desprecio hacia el Govern y hacia la sociedad balear. En Madrid nos toman por aborígenes. Pero son ellos quienes enseñan el plumero.
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