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Viernes 19 de julio de 2013
El entrenador del Bayern de Munich, Josep Guardiola, tuvo un recibimiento un tanto desafortunado en el vestuario del club bávaro cuando el segundo portero del equipo le dio un buen
puñetazo en toda la cara de manera involuntaria.
Inmediatamente,
Tom Starke abrazó al catalán y le pidió disculpas por el golpe que había recibido ante los demás miembros de la plantilla.
Starke debió de hacerse menos daño puesto que
llevaba puestos los guantes de cancerbero.
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