Aunque parezca que el Expolio Catalanista y la Leyenda Negra son dos conceptos que no tienen nada en común se trata de las dos caras de la misma moneda. El Expolio Catalanista y la Leyenda Negra son dos exitosas campañas de propaganda, aunque basadas en mentiras y tergiversaciones de hechos históricos, que tienen muchas semejanzas y coincidencias, tanto en el tiempo, como en los personajes, como en los objetivos y, sobre todo, en las fuerzas que actualmente los enarbolan, la izquierda balear y la izquierda española.
El Expolio Catalanista es la apropiación de los personajes baleáricos así como la falsificación y tergiversación de la historia de Baleares (y de Valencia) para integrarlas en los utópicos países catalanes, es la irremediable consecuencia del catalanismo político y cultural de izquierdas que ha impregnado a los intelectuales baleáricos desde mediados del siglo XIX a raíz de la desaparición de la Universidad Literaria de Mallorca y su sustitución por la Universidad de Barcelona. El Expolio Catalanista además de considerar a san Junípero Serra como “la huella catalana en California”, contempla a Ramón Llull como un catalán de Mallorca forjador de la lengua catalana, o que los menorquines que llegaron a Florida en el siglo XVIII sean ”la raíz catalana de Florida”, o que se use el apellido menorquín de la saga Ferragut de héroes estadounidenses para la Fundación Farragut para la Cultura Catalana en los EE.UU., o que la expedición evangelizadora a Canarias de 1352 de los mallorquines Juan Doria, Arnaldo Rotger y Jaime Segarra sea considerada “la conquista catalana de Canarias”, o que los mallorquines que alcanzaron la Columbia Británica como fray Juan Crespí, el cartógrafo Felipe Bauzá y el explorador Juan Pérez sean etiquetados como catalanes, o que el Mapamundi de Cresques Abraham sea mal conocido como el “Atlas catalán”, o que el Canto de la Sibila sea parte de “la Navidad Catalana”, o que se afirme que “las catedrales catalanas de Barcelona, Gerona y Mallorca fijaron la fórmula original del gótico catalán”, o que tilden como a escritores catalanes a “fray Antonio Canals (valenciano), Ferrando Valentí (mallorquín), Juan Roís de Corella (valenciano), Joanot Martorell (valenciano)”, o que el también valenciano Ausiás March “represente una auténtica superación en la lírica catalana”.
Por otra parte, la Leyenda Negra es una visión sesgada, exagerada y negativa de España propagada desde el siglo XVI por toda Europa a través de la novedosa imprenta por los anticatólicos holandeses e ingleses. Panfletos, libros, dibujos, caricaturas, carteles mostraban terribles ilustraciones de supuestas torturas y quemas de indios por parte de los españoles. Son los tópicos de la Leyenda Negra: el genocidio y la crueldad contra los indios, el expolio del oro de América, la aniquilación de la civilización azteca y los tribunales de la Inquisición. En cuanto a la adopción de la Leyenda Negra por parte de la izquierda es fruto de identificar a España con los casi cuarenta años de la dictadura de Franco. De este modo, tenemos que, enorgullecerse de la historia de España, de las gestas españolas en Europa y en América y de su lucha por el catolicismo, no son más que acciones fachas. Del mismo modo, en Baleares, no alinearse con el catalanismo, es decir, defender la lengua mallorquina y balear y los reyes de Mallorca, también es ser facha.
¿Cómo hemos llegado a esta situación? ¿Qué no podamos estar orgullosos de ser españoles y mallorquines y sacar nuestras banderas al balcón sin ser tachados de fachas? Con la llegada de la democracia, la izquierda española, renunció al concepto histórico nacional y al pasado histórico español, ya que identificaba a Franco con España, en parte, porque durante el franquismo se recurrió en exceso a la exaltación de los valores imperiales (la Reconquista, los Reyes Católicos, América, Carlos V, Felipe II…), a lo que hay que añadir la estrecha ligazón de los reyes españoles con la religión católica. Todo ello dio como resultado la utilización de la Leyenda Negra como una nueva arma política contra la derecha española, heredera, según la izquierda, de Franco. A diferencia de sus correligionarios franceses y alemanes, que no renunciaron ni a su nación ni a la historia de sus respectivos países, la izquierda española sigue anclada en la dictadura franquista. Nuestra izquierda, además de no tener resuelta la cuestión nacional española, ha acabado derivando hacia derroteros federalistas, plurinacionales o directamente independentistas, entre los que se encuentra la campaña propagandística y tergiversadora de la historia de Baleares y de Valencia, que es el Expolio Catalanista.
Una de las personalidades mallorquinas más maltratadas por el Expolio Catalanista y la Leyenda Negra es san Junípero Serra. Para los falsos titulares del medio satélite subvencionado por la Generalidad de Cataluña elnacional.cat, el santo mallorquín no es más que “la huella catalana en California”. En san Junípero encontramos más falsedades por parte de los propulsores de la Leyenda Negra contra España. Tres años después de su canonización en 2018, la californiana Universidad de Stanford decidió eliminar cualquier estatua, símbolo o imagen que concerniera al santo mallorquín en su campus, ya que, según la universidad, la labor del fraile no tenía relación alguna con la institución. Pero olvidaban que san Junípero es considerado el fundador de California, motivo por el cual tiene una estatua en el Capitolio de Washington. Y aun así exclamaban que se debía "reconocer el daño causado a la población indígena y que continúa afectando a los nativos americanos de la actual comunidad de Stanford". Pero los tentáculos del Expolio Catalanista llegaban también para atacar a la empresa española de la conquista de América. Esta vez era el también subvencionado sapiens.cat que culpaba a España del exterminio de los indios de California. Con unos tergiversadores titulares daba a entender que la población nativa de California desapareció con la llegada de los españoles: “Desde 1770 hasta 1900 la población indígena (de California) bajó, sobre todo a causa de las enfermedades introducidas por los expedicionarios y los cambios de dieta, hasta unos 20.000 indios”. Pero lo cierto es que fueron los propios colonos estadounidenses que se instalaron en los antiguos dominios españoles y mexicanos a partir de mediados del siglo XIX, los que perpetraron el exterminio de los nativos.
Para más Inri, tanto la Universidad de Stanford como sapiens.cat se olvidan que en 1851 el primer gobernador estadounidense de California, Peter Hardenman Burnett, afirmó que “debe esperarse a que se siga librando una guerra de exterminio entre las razas hasta que la raza india se extinga”. Burnett utilizó el dinero público en armar milicias locales para lanzarlas contra los indígenas. En sólo dos años el estado de California pagó un millón de dólares a las milicias que cazaban indígenas. Las matanzas y masacres de indios fueron la tónica habitual en esos años, llevadas a cabo tanto por las propias autoridades como por los mismos colonos. Así fue como de los 150.000 indios que vivían en California cuando dicho territorio pasó a formar parte de EE.UU., cuatro décadas después sólo quedaban los 20.000 indios mentados por el tergiversador sapiens.cat.